Cómo diseñar el futuro en el que vivirás (si tú quieres)
Dime una cosa, ¿crees realmente que puedes crear tu futuro? ¿Crees de verdad que aquello que diseñes ahora ocurrirá más adelante?
Si te paras a pensar, si te bajas un momento del tiovivo de la vida que ni tan solo deja ver el camino, ni mucho menos visualizar el destino, te darás cuenta de que tu futuro depende tan solo de dos cosas, de ti y de tus circunstancias.
Tú eres tú, así, tal como eres, con tus capacidades y tus incapacidades, con tus habilidades y tus limitaciones, con tus deseos y tus miedos. Sencillamente tú. Y tú, como cualquiera, has nacido libre. Libre para pensar, decir y hacer, todo aquello que desees con tu vida.
Mucha gente piensa que realmente no es libre, pero se trata solo de una creencia. Todo el mundo puede hacer aquello que desee hacer. Lo que probablemente quieran decir, es que no están dispuestos a asumir las consecuencias de sus acciones. Y es eso lo que les ata, lo que coarta y lo que limita su libertad.
Tus circunstancias, es todo aquello que te rodea, tu entorno. No solo inmediato, sino también el pasado y el futuro. No solo físico, sino espiritual, es el escenario de tu comedia o de tu tragedia donde tu vida se desarrolla.
Algunas de tus circunstancias (capacidad económica, estudios, salud, amigos, buenos contactos, habilidades personales, etc.) son más o menos fácilmente influenciables o modificables. Otras, en cambio, son pesadas losas inamovibles. Hay cosas que no están dentro de tus capacidades cambiarlas. Ese es tu destino.
Yo soy yo y mis circunstancias. -Ortega y Gasset-
Pongamos un sencillo ejemplo:
Tú puedes decidir que el próximo domingo te levantarás a las 7 de la mañana e irás a correr. O puedes decidir levantarte a las 12 y disfrutar de un magnífico almuerzo. Al margen de que tu elección tendrá consecuencias diferentes en el futuro, las probabilidades de que una cosa u otra ocurran dependen básicamente de ti.
Por otro lado, también puede ocurrir que el próximo domingo llueva a mares, o que tengas fiebre y tos, por citar solo dos cosas. Las probabilidades de que una cosa u otra ocurran, no dependen de ti, dependen de las circunstancias, de una serie de factores que tú no controlas.
Aun así, también existe la posibilidad de vayas a correr lloviendo a mares pese a tener fiebre y tos. O que te levantes a las 12 y almuerces bien. No hay ninguna fuerza en el universo que se oponga a eso, aunque sin duda, tus facultades estarán mermadas y tengas que pagar las consecuencias por tus actos. Pero, pese a todo, “níhil óbstat” (nada se opone)
Y, si como te he pedido antes te has parado y bajado del tiovivo, observa que, si no te gusta tu pasado ni tu presente, probablemente no te gustará tu futuro, tu destino. Existen muchas posibilidades de que sea “más de lo mismo”, ¿por qué iba a ser diferente?
Dicen los sabios que, si no puedes cambiar tu destino, debes aprender a amarlo o, como mínimo, a aceptarlo. Si no lo haces, te pasaras toda la vida sufriendo.
Pero yo nunca he creído que el futuro esté escrito en ninguna parte, siempre he creído que el destino de cada persona está en sus manos.
Así que, si realmente deseas impactar en tu futuro, si te atreves a crear las causas que generan los efectos, a no dejar tu futuro en manos de la casualidad, sino de la causalidad, si quieres hacer que las cosas ocurran, sembrar la cosecha de lo que comerás en el futuro, te diré que tu futuro depende de tres factores:
1. De tu capacidad de soñar.
Si no sabes lo que quieres, será imposible conseguirlo. Y si lo sabes, es porque puedes verlo. Así de sencillo.
Pero no se trata de vaguedades simples como “ser feliz, o tener salud y dinero” eso no es un sueño, es casi, casi, la negación de un sueño. Es la simpleza de no hacer el mínimo esfuerzo de visualizar con detalle todas las circunstancias de “cómo sería si…”
Los sueños te mueven por dentro, encienden la pasión y el deseo. Y te mueven a la acción. Si no, no son sueños, son otra cosa. Algo así como desear que te toque la lotería sin jugar. Dejar tu vida en manos del destino. O de lo que decidan los demás.
2. De que creas en ti.
Lo cierto es que la autoestima, la imagen interna que la gente tiene de sí misma, cotiza a la baja. De cara a la galería no, claro. Pero internamente es otra cosa, la imagen que la gente tiene de su capacidad de hacer y de lograr, es más bien baja.
Hay mucha ira suelta por ahí, y la ira es hija de la frustración, que es hija a su vez de tener que asumir un destino que es bastante diferente del deseado.
Demasiada gente celebra los triunfos de su equipo, de su partido, o de quien sea, ante la imposibilidad de celebrar los propios. “Hemos” ganado, dicen, sentados en el sofá de casa.
3. De que estés dispuesto a pagar el precio.
Ninguna cosa que realmente valga la pena de ser conseguida es gratis. Y con tal afirmación no estoy hablando de dinero, aunque con frecuencia sea así. Las cosas de valor tienen un precio.
Me refiero al tiempo que debes invertir, por ejemplo, en lograr un doctorado. O el esfuerzo para lograr y mantener un cuerpo de atleta, invertido en la pista y en el gimnasio. Cultivar cualquier aspecto físico o mental cuesta tiempo, dinero, esfuerzo y, en ocasiones, dolor. Hay que pagar el precio.
Así que, si cumples los tres requisitos, si estás dispuesto a intentarlo, si quieres crear un futuro en el que valga la pena vivir, recuerda la máxima:
Ser, hacer, tener…
Que significa que, antes de tener, tienes que hacer, pero antes de hacer, tienes que llegar a ser. O, dicho de otra forma, cuando seas, harás, y cuando hagas tendrás. Y no antes.
No sé por qué la gente se empeña en hacer el camino al revés si está comprobado que no funciona. Pero así somos, creemos que nosotros, solo por ser nosotros, nos merecemos un atajo. Ya sabes, saltar la cola, llegar y besar el santo.
Si realmente estás dispuesto, si quieres romper tu techo de cristal, has de saber que,
La mejor forma de adivinar el futuro es crearlo. -Peter Drucker-
Venga, comencemos, estos son los pasos para crear el futuro:
1. Atrévete a identificar y poner por escrito tus sueños.
2. Haz una lista en un papel de todos tus deseos presentes y pasados.
3. Identifica aquello que es realmente importante para ti, lo que te mueve, tus valores.
4. Prioriza tus sueños y deseos y fija los objetivos anuales.
5. Desarrolla tus objetivos en planes de acción o metas.
6. Concreta tus planes en acciones específicas y pequeñas.
7. Pon fecha límite para cada una de las acciones, reserva tiempo para hacerlas.
8. Comienza hoy mismo, mañana será tarde (lo dejarás de nuevo para mañana).
Quiero ser sincero contigo, hacer todo este trabajo no es tarea fácil. No conozco personalmente a nadie que lo haya logrado. Como he mencionado antes existen tres dificultades, tres restos a superar, tres exámenes que aprobar. Ya sabes: Tu capacidad de soñar, creer en ti mismo, y estar dispuesto a pagar el precio, a no rendirte.
Porque es sabido y conocido que la gente no fracasa, sencillamente abandona. No creen en sí mismos y en sus posibilidades. No lo suficiente para perseverar hasta el final.
Para hacer el camino es imprescindible tener unos buenos planes, pero no es suficiente. Cualquier plan se puede abandonar a medio camino, incluso antes de empezar.
Para hacer ese camino es necesario salir realmente de la zona de confort, enfrentarse a lo nuevo, a lo desconocido, y eso resulta muy incómodo, asusta y da miedo.
Para hacer ese camino es del todo necesario modificar hábitos, creencias y actitudes. Es necesario un cambio interior que permita realizar la acción exterior. Ambos son necesarios e imprescindibles.
Por eso es tan difícil lograr el éxito, el equilibrio estando solo, sin compañía, sin guía y sin herramientas.
¡La buena noticia es que ese es mi trabajo!
¿Sabes lo que quieres? ¿Te acompaño a lograrlo?
