Algunas cosas se pueden explicar, se pueden entender.
Otras no.

La mente puede imaginar, visualizar y ver o entender una situación determinada.
Es una de las grandes capacidades del ser humano.
Pero hay un sinfín de cosas que no son del ámbito mental, sino del corporal.

Se llaman sensaciones.
Es imposible explicar a alguien la calma que se siente cuando se está rodeado de
naturaleza, o los rayos del sol en tu cara en un día frio.
Qué se siente junto al fuego de una chimenea, o el confort infinito de un abrazo
profundo que penetra hasta el alma.

Llevo más de 15 años saliendo a planificar metas profesionales y personales con un
grupo de amigos que se empeñan en seguir viniendo año tras año.
Los mismos años que siento esa magia que me impulsa a volver y a repetir.

Te la puedo explicar, pero no la podrás sentir.
Se trata de esa “conexión” que se establece contigo mismo cuando llevas horas de
silencio centrado en tus temas, en tus planes.

De esa sensación acogedora de estar con un grupo de gente en un silencio total, cada
uno en sus cosas, en sus planes, imaginando, visualizando, planificando…
Y del clima que se genera al compartir vivencias, anécdotas y aventuras con los
compañeros.

Lo que da de sí compartir desayuno, comidas y cenas. Y algunas copas reparadoras
después de un día de trabajo mental.

Sí, es pura magia. Una atmósfera especial. Una burbuja en el espacio y el tiempo.
Está reservada solo a mis clientes, porque han aprendido a fijar metas y objetivos, a
desarrollar los planes y a llevar las acciones al planificador.
Y a ejecutar para lograr.

El éxito no es lo que la gente imagina, sino lograr tus metas y objetivos profesionales y
personales.
Tus deseos más profundos.

¿Qué quieres lograr tú en tu vida y en tu empresa?
¿Alguna vez te has detenido a imaginar y a hacer planes para lograr tus sueños y
deseos?

Porque, créeme, es así como ocurre la magia.