Como cada mes de marzo, el Club se ha retirado un fin de semana. Hemos ido a revisar cómo van las cosas para que no se queden en deseos e ilusiones de año nuevo, sino asegurar el cumplimiento de las metas y de sus planes de acción. Hay que verificar para ajustar el rumbo.
Y hemos vuelto a Can Rafel, sus chimeneas siempre encendidas y su decoración llena de detalles y antigüedades por doquier nos resulta un ambiente muy acogedor. La gastronomía también ha estado a la altura, después de trabajar queda tiempo para disfrutar.
Esta vez hemos trabajado en una sala de la antigua masía, con paredes de casi un metro y detalles centenarios. Volvemos con nuevas metas, ajustes de las anteriores y muchas ganas de conseguir y lograr.