Descubre “el gran problema” que origina el resto de todos los problemas.

¡Todos los empresarios tienen problemas! eso está asumido. Puede variar el tamaño, el tipo, o la gravedad, pero el hecho de ser empresario conlleva enfrentarse a retos y solucionar problemas.

Además, los problemas son muchos y variados, casi tantos como áreas tiene la empresa. Y, al igual que un coche, si falla una de las partes, el vehículo no va bien, o se para; tanto da si le falta gasolina como si la caja de cambios no funciona. ¡Tenemos un problema!

Y resulta que, además de ser empresario, aunque algunos lo cuestionen, los directivos también son personas. Hay vida más allá de la empresa. O debería haberla.

Y a los empresarios les importa cómo les va la vida, luchan por mejorar su empresa y también su calidad de vida. Cosas que, por lo general, suelen necesitar de “mejoras importantes” por llamarlo de alguna manera.

Si preguntas a un directivo cómo le va la vida suele responder cosas como, “luchando” o “qué te voy a contar” o “podría ir mejor”. También hay casos en que la respuesta es algo así como “no me puedo quejar”.

Y si preguntas cómo le va el negocio, suele responder cosas similares, además de las famosas coletillas: “ahí estamos” o, “vamos tirando”.

Son rarísimos los empresarios que responden con alegría y con motivación, que usan adjetivos como “fabuloso”, “fantástico”, “increíble”, “como nunca” o “inmejorable”.

Cuando buscas las causas de que las cosas no estén como a ellos les gustaría, de “cuáles son sus quejas” responden (de forma bastante generalizada) cosas como las siguientes:

1. Trabajan demasiadas horas.
2. Se pasan el día corriendo, agobiados y apagando incendios.
3. Un manifiesto y exacerbado deseo o necesidad de “organizarse”.

Si profundizas en la búsqueda de las razones por las que sufren esos tres castigos, hay un pequeño rosario de motivos que van, desde su gente, los clientes, la competencia, y otras, por supuesto todas ellas externas y ajenas.

Pregunta Nº 1: Mi principal problema en la vida es…

Pregunta Nº 2: Mi principal problema en la empresa es…

Antes sí, pero ya no. Al haber ayudado a tantos a mejorar su empresa y su vida, he tenido oportunidad de hablar con cientos de ellos, de preguntarles y de realizar algunas encuestas simples y a la vez directas para, de una forma sutil, intentar colocar los problemas en el centro de la diana.

En ocasiones, lo más simple y directo, es lo que mejor funciona.

Así que he hecho una encuesta de tres o cuatro minutos con solo dos preguntas.

Pregunta Nº 1: Mi principal problema en la vida es…

Pregunta Nº 2: Mi principal problema en la empresa es…

¿Quieres saber las respuestas? Vale, pues mira abajo.

Mejor un gráfico, una tarta con etiquetas, colores y porcentajes. Por aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

¿Qué opinas tú?, ¿estás de acuerdo?, ¿te identificas?

¿Qué observas entre una “tarta” y la otra? ¿en qué se parecen?, ¿en qué se diferencian?

¿Sacas algo en claro?, ¿puedes vislumbrar una solución para tu caso?

Porque…

Que la mayoría de los empresarios, (1) no tenga tiempo para su familia y para vivir su vida. Que encima, (2) vaya corto de dinero. Y que, para postre, (3) le afecte a la salud (física y/o mental) … ¡Es de juzgado de guardia!

Y, por si no es bastante, mira sus quejas en la empresa:

El problema Nº 1 son los resultados, el dinero que obtienen (o que no obtienen, si lo prefieres) El Nº 2 es la organización que, evidentemente les afecta a ellos y a toda la empresa. Y el Nº 3: Se lo reparten por igual la implicación del personal y la confianza en el equipo para poder delegar o dejarlos solos.

(*) Nota: observa que, si juntas los dos terceros problemas de la tarta, el personal se convierte en el segundo, muy, muy cerca del primero. Ahí lo dejo…

A la vista de los datos, para ser empresario, se necesita ser masoquista. ¡Tanto sufrir, ¿para qué?, si no hay dinero ni hay vida!

O, si hay dinero, es a cambio de la vida. Ya sabes, ¿la bolsa o la vida? Se ve que las dos cosas no pueden ser.

Sin tiempo para vivir, sin dinero suficiente para disfrutar, y el resto todo son problemas, ya me dirás tu a qué tanta vocación de ser emprendedor, de ser “tu propio jefe”.

Pero, insisto, ¡sigo sin creerme nada!

No digo que mientan ni que echen balones fuera, pero digo que enfocan mal, que no responden con la perspectiva correcta, que no analizan objetivamente y que, si uno forma parte del problema, no puede ser la solución del mismo.

Ya ves que no pretendo ser simpático ni dar paños calientes. Prefiero ser honesto, aunque eso duela.

Después de más de 12 años ayudando a empresarios, a mi edad, que no es poca, y hablando como un empresario, que lo soy; en mi opinión, que no pretende ser ni falsamente humilde, ni modesta…

¡El problema Nº 1 de los empresarios es que, el 99% de empresarios, NO son empresarios!

¡Ya está! Tenía que decirlo y lo he dicho. Y si no estás de acuerdo, mira mis argumentos y razones. Y luego, si quieres, me escribes y me cuentas:

1. Separar la vida personal de la empresarial es una absurdidad, el cómo te va la empresa condiciona, directamente, cómo te va la vida.
2. Por tanto, los problemas de la empresa son los problemas de la vida. Ambas tartas deberían ser similares. Hay que ser muy consciente de uno mismo y de las cosas para tener esa perspectiva de la causa y del efecto.
3. No les falta tiempo (todos los días tienen 24 horas) lo que ocurre es que ¡trabajan demasiadas horas!
4. Trabajar demasiadas horas no es el problema, sino la consecuencia de otro problema ¡la falta de dinero!
5. La falta de dinero no es el problema, sino la consecuencia de otro problema ¡la falta de organización productiva!
6. La falta de organización productiva no es el problema, sino la consecuencia de que ¡la mayoría de los empresarios se pasan el día trabajando en lugar de pasar el día haciendo negocio (y dinero) mientras su gente trabaja!
7. Los empresarios se pasan el día trabajando porque no tienen gente buena en la que confiar. Así que tienen que hacerlo ellos todo.
8. La mayoría de los empresarios no tienen gente buena porque…

Creo que no es necesario seguir ahondando ni perderse en detalles, aunque aún me queda lista. Pero considero cerrado el círculo, la rueda del hámster que se retroalimenta, “la tormenta perfecta”.

No sé si estarás de acuerdo con todo lo anterior o no, pero es muy fácil comprobarlo, leerlo en positivo y a la inversa:

1. Los empresarios “de verdad” pasan su tiempo haciendo crecer su empresa mientras su equipo trabaja.
2. Los empresarios “de verdad” están organizados por prioridades. Sus prioridades consisten en alcanzar los objetivos, desarrollar a su equipo y realizar las tareas “propias de dirección”, solo esas.
3. Los empresarios “de verdad” obtienen buenos resultados porque son productivos y están focalizados y tienen planes para obtener esos buenos resultados.
4. Los empresarios “de verdad” tienen tiempo porque tienen dinero y pueden contratar y subcontratar gente buena y bien pagada, gente en la que pueden delegar y que marca la diferencia.
5. Los empresarios “de verdad” entran y salen cuando quieren, viajan, y tienen tiempo para ocuparse de cosas como el deporte y su familia. En realidad, supervisan y dirigen a su equipo y trabajan pocas horas.
6. Los empresarios “de verdad” no suelen tener muchos problemas en la vida porque tienen buenos recursos e invierten su tiempo en que les va bien su empresa.
7. Los empresarios “de verdad” tienen buen equilibrio y separación de su vida profesional y de la personal. Nunca llevan los problemas a casa. Van tranquilos por la vida y rara vez se quejan.

Pues eso, el 99% de los empresarios parece que están en el primer grupo, mientras que tan solo un 1% están en el segundo. ¿Te parece exagerado el término de masoquista?

Pero es que el problema no es el problema, el auténtico problema son las consecuencias del problema.

Si quieres saber qué consecuencias tiene “el problema” en la empresa y en la vida del 99% de los empresarios, te cuento que he hablado con ellos. He analizado las consecuencias de todo lo anterior y las publico en mi siguiente post.

La noticia buena es que existe solución, pero viene después de comprender las consecuencias que conllevan los problemas…