A menudo, en mis talleres y trabajando con mis clientes, aprendo grandes lecciones. De las de verdad, de las de la vida, no lecciones teóricas. Las personas son grandes fuentes de sabiduría, tan solo hay que prestarles atención.
Cuando comienzo un taller suelo preguntar a los asistentes cuáles son sus necesidades, para qué han venido, o qué pretenden conseguir. Y suelo escribir esa lista en la pizarra. Me gusta comprobar al final si se han cumplido sus expectativas a la vez que me mantiene enfocado en lo importante.
Recuerdo un día en particular en que una joven empresaria me dijo que se había apuntado porque quería «aprender a priorizar».
Mientras lo escribía en la pizarra, de repente me paré, me giré, la miré fijamente y le pregunté ¿cuáles son tus prioridades?
Se quedó pensativa, buscó respuestas en su mente, luego en su interior, pero no las encontró, se quedó en silencio.
Le dije que si no sabía cuáles eran sus prioridades sencillamente no las podía ordenar, o lo que es lo mismo, no podía priorizar. Se quedó confundida, sorprendida, de repente había caído en la cuenta de lo que es obvio, pero que con frecuencia ignoramos. No podía priorizar por la sencilla razón de que no tenía prioridades. ¡Demoledor!
Espero que estés de acuerdo conmigo en que las prioridades de las personas son, perdón por la redundancia, prioritarias, es decir, ocupan el primer lugar en la lista de actuación. Y solemos entender como prioritarias aquellas cosas que realmente son importantes, que son esenciales para nosotros. La gente suele responder a preguntas sobre sus prioridades con cosas como la familia, el dinero, o la salud…
Pero resulta que una cosa es desear y otra muy diferente es actuar.
Y lo cierto es que todo el mundo «dice» pero son muy pocos los que «hacen». Todo el mundo dice que cuida su salud, su familia, o su negocio… Pero se trata de una creencia, creen honestamente que se ocupan de estas cosas pero con frecuencia hacen justamente lo contrario. De hecho deseamos porque no actuamos y con frecuencia «desear» es poner en manos del destino cosas que deberían estar en las nuestras.
Lo diré de otra forma, la mayoría de las personas nunca han escrito las metas, objetivos, o planes de acción para lograr sus deseos y anhelos más importantes. Y sin planes no hay acciones y en consecuencia, no existen prioridades.
Y si no tienes definidas tus propias prioridades, las de los otros pasarán a ser las tuyas. Pero pocos se dan cuenta de algo tan evidente, corremos para satisfacer los deseos y necesidades de otros, dejamos de hacer nuestras cosas porque, al no obedecer a planes importantes, creemos que las suyas sí son relevantes. Y así pasan los meses y los años, y no entendemos qué nos está pasando, tan solo que algunas cosas no nos cuadran.
Ésta es la trampa en la que todos caemos sin excepción. En la lista de mi pizarra suelen aparecer cosas como «organizarme, mejorar mi productividad, gestionar el tiempo, priorizar, o delegar». Si te fijas, todas ellas tienen una cosa en común, o mejor dicho, dos. Lo que la gente pide en realidad es lo que no tiene, sus carencias. Me ha llevado años entenderlo, lo que ocurre es que lo expresan a su manera.
Lo que realmente desean cuando pronuncian esas palabras es que quieren:
- TIEMPO. Tiempo para poder atender a todo, para llegar a acabar la lista, para no correr, para estar tranquilos y en paz, sin agobios ni presiones de nada ni de nadie.
- DINERO (ponle si quieres la etiqueta de «productividad»). El dinero también es otro camino para llegar a la calma y a la paz. Lo es el hecho de saber que a final de mes podrás atender los pagos y las facturas, que puedes dormir sin que eso te llegue a quitar el sueño, que no te va a faltar, saber que las cosas van bien.
El problema es que no tenemos planes para ello. Podemos tener la agenda llena de cosas (generalmente de trabajo), pero no nos han enseñado a hacer planes para que nuestras cosas vayan bien. En consecuencia no tenemos auténticas prioridades que atender y logramos justo el efecto contrario a nuestros deseos. De ahí viene nuestra incomodidad, cuanto más luchamos, más hondo hacemos el pozo. Y ni tan solo somos conscientes.
Te toca, ¿también quieres gestionar el tiempo y organizarte?, ¿tienes auténticas prioridades o tan solo deseos? Cuenta aquí tus experiencias.
