Así de simple. Así de transcendente. Así de vital.
La mayoría de la gente quiere que su futuro sea “bueno”, por decirlo de alguna forma.
Quieren tener salud, quieren tener tiempo para vivir y hacer las cosas importantes, quieren tener dinero, quieren estar tranquilos con su familia, o quieren que, al llegar su jubilación dispongan de dinero y salud para disfrutarla.
“Quieren”, pero nada más.
Pero “querer, o desear”, es muy distinto a hacer y a actuar.
De hecho, es justo lo contrario.
Quienes “quieren o desean”, desean que las cosas ocurran mientras esperan a que ocurran.
Es lo mismo que hacer propósitos para el nuevo año.
Los “hacedores”, los que toman responsabilidad por su vida y su futuro, van bastante más allá.
Hacen cosas, cosas como retirarse, hacer una pausa.
Retirarse a observar si su vida (en todos los aspectos) y su negocio (tiempo y dinero) van bien o van mal.
Retirarse a pensar, a hacerse preguntas sobre lo que deben mejorar o cambiar.
Retirarse a diseñar nuevos retos en su negocio y en su vida.
A concretarlos, hacerlos específicos, en lugar de deseos vagos y genéricos.
A desarrollarlos en planes de acción (objetivos y metas los llamamos nosotros)
A llevar las acciones a sus agendas con día y hora de ejecución.
Y a ejecutarlos y medir su progreso.
Así es cómo se hace la magia.
Actuar, en lugar de esperar.
Asumir responsabilidad, en lugar de quejarse de lo que los otros, o la suerte, no hacen por ti.
Hacer, en lugar de esperar a que las cosas ocurran, o a un golpe de suerte en la lotería.
Nosotros ya sabemos lo que queremos lograr en 2024. Específicamente y en todas las áreas de la vida.
Y estamos dispuestos a hacer lo que hay que hacer para conseguirlo.
Estamos dispuestos a pagar el precio en incomodidad presente.
Y a disfrutar de los logros de nuestros objetivos y nuestras metas en el futuro.
Beneficios diferidos lo llaman algunos: placer inmediato, dolor fututo; dolor inmediato, placer futuro. Lo mismo que en el gimnasio o en la dieta.
Hay quien piensa que tenemos mucha suerte. Y es verdad, la construimos nosotros. Día a día.