Hay un acuerdo unánime de que «todo va a cambiar», de que después de esto, ya nada será igual.

Y tú, ¿estás preparado?, ¿sabes cómo prepararte?

Tu vida y la mía, tu trabajo y el mío, serán diferentes, van a cambiar. Aún no se sabe cómo ni cuánto, ni para cuántos será para bien ni para cuántos será para mal. Pero parece estar muy claro que el mundo ya no será igual. ¡Nos tendemos que adaptar!

¿Has oído hablar últimamente de un New Deal? ¿Te suena, además, el término «Green» New Deal?

No importa, tanto si te suena como si no, pronto te resultará familiar, demasiado, quizás.

Pero… empecemos por el principio, ¿qué significa eso de New Deal?, ¿de dónde viene?

Pues verás, hasta el momento solo ha habido uno y, aunque afectó a los Estados Unidos de América, es decir que fue «local» fue algo grande, muy, muy grande.

Tanto que condicionó, por la transformación de los USA y por lo que supuso su implementación local, en una enorme afectación global.

Todo empezó con un problema, ¡un gran problema!

No te aburriré con datos, si quieres saber más, forma parte de la historia, podrás encontrar mucha información tecleando New Deal en Google.

Solo te diré que en 1930 la economía norteamericana entró en colapso. El Crack de la bolsa de 1929 empobreció a la población primero y a todo el país después.

Sí, son aquellas imágenes de gente saltando desde los rascacielos desesperados porque lo habían perdido todo. ¿Todo? Sí, todo, absolutamente todo.

Y sí, las hambrunas que le siguieron y las grandes migraciones entre estados después, en busca de comida y de futuro.

Tras probar y probar las «soluciones tradicionales» y comprobar que no tenían efecto alguno, el presidente de los USA, Franklin Delano Roosevelt, llegó a la conclusión de que, si lo viejo no funcionaba…

Había que hacer Un Nuevo Trato.

¡Y lo hizo!

«Ese programa se desarrolló entre 1933 y 1938 con el objetivo de sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar una economía estadounidense herida desde el crac de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena»

¿Te suena todo esto de algo?

Fue duro, muy duro. Y no fue fácil. Ni tampoco inmediato. Pero funcionó.

Tanto que, a los pocos años, EE.UU. además de intervenir decisivamente en la Segunda Guerra Mundial tuvo que rescatar a Europa y a su economía con el famoso Plan Marshall

Bueno, a toda Europa no. Por España, como bien retrata Berlanga en su obra magistral «Bienvenido, Mister Marshall«, pasaron de largo.

Y no porque no tuviésemos una larga carta llena de peticiones, de sueños y de esperanzas (al margen de muchas necesidades básicas). Al parecer, al no haber participado en la guerra, no era necesario rescatarnos. Sin comentarios, pero, si puedes, no te pierdas la película y la magistral interpretación de Pepe Isbert.

Un nuevo trato son medidas excepcionales que deben ser adoptadas cuando las viejas, o tradicionales, sencillamente ya no funcionan.

Hasta hoy, solo ha habido un New Deal. Lo mío tan solo es una marca, pero te aseguro que no fue elegida por casualidad.

Y es que, últimamente, aunque básicamente a nivel gubernamental, se venía hablando, y mucho, de un nuevo New Deal, en este caso del Green New Deal.

Un Nuevo Trato «Verde». Sí, está relacionado con todo lo que entre todos le estamos haciendo al planeta, al único que tenemos. Lo de los plásticos y los océanos, ya sabes…

Nos estamos cargando el planeta y parece que los paños calientes no son suficientes para eliminar tanta porquería almacenada por doquier. Esa es la razón por la que se estaban planteando esas «medidas excepcionales».

Pero, de repente, casi de un día para otro, Greta Thunberg y toda su corriente de «Salvemos al mundo» ha pasado a segundo plano, nos ha dejado de interesar.

¿La razón? La percepción de una amenaza mucho más grande, mucho más cercana, mucho más terrible. Algo que, confinados en nuestras casas, cuando a finales de marzo de 2020 escribo esto, ya casi podemos tocar.

Sí, parece que la Pandemia, el Coronavirus, no solo ha encerrado a todo el planeta en casa, sino que va a marcar un antes y un después.

Dicen los expertos y analistas que apenas nada volverá a ser igual.

Curiosamente, y cuando en este tiempo escribo esto, la primera preocupación de la gente no es su salud, infectarse y pasar la enfermedad (pese a los millares de muertos y que a día de hoy aún no hayamos alcanzo el ansiado «pico de descenso», apenas nadie cree que a él o ella le va a tocar).

Mira por dónde, se teme mucho, muchísimo más, a los efectos económicos que el coronavirus previsiblemente va a causar.

Apenas nos hemos repuesto de la crisis de 2008 y ciertamente lo hemos pasado bastante mal.

Y claro, es fácil imaginarse la película que viene, «pero a una escala más grande y global«.

Primero, enfermedad. Lo que está ocurriendo ahora mismo, para qué hablar más.

Segundo, paro global. También está ocurriendo ahora mismo, que te voy yo a contar.

A continuación, recesión. Paro globalizado, retraimiento del consumo y algunas cosas más.

La tierra seguirá dando vueltas, pero estoy convencido de que el mundo se detendrá. Bueno, lo creo yo y también los expertos a nivel mundial.

Y volver a ponerlo de nuevo en marcha no será una tarea fácil, será más bien colosal.

Habrá que hacer de nuevo Un Nuevo Trato, algo completamente diferente, realmente nuevo, fuera de lo habitual.

¡Y a escala global!

Pero en esta ocasión no vendrá Mister Marshall para nadie. Esta vez no hay rescatador porque a todos nos tendrán que rescatar.

Así que tendremos que rescatarnos todos entre todos.

¿Y si lo miramos por el lado positivo? ¿Existe un lado positivo de todo esto?

Más vale, porque entre otras cosas, mirarlo desde el lado negativo no solo es inútil, sino que nada bueno nos va a aportar.

Dicen los chinos que la palabra «Crisis» significa oportunidad.

Yo también lo creo, de hecho, a lo largo de mi vida lo he podido comprobar.

Y también dijo Einstein que «La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países»

Que «La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche»

¿Será verdad?

Yo también lo creo así, pero también sé que el camino será duro, que habrá que prepararse. Prepararse, ¡y remar!

Y es que mi crisis, la segunda, comenzó en 2007 cuando cumplí los 50. Bonita edad. Ahí nació «mi» New Deal, mi marca actual.

Y sí, tuve que arriesgar y atravesar mi desierto. Tuve que reinventarme con 50 años. Luego, en 2014, ya repuesto, decidí arriesgar aún más.

Tenía un sueño, fundar New Deal. Ofrecer a las personas la oportunidad de hacer un nuevo trato con la vida, de cambiar. Sí, es un reto, pero también es una oportunidad.

Así que hice Un Nuevo Trato (otra vez) y aquí estoy, encantado de que la vida me diese aquella oportunidad.

Y en 2019, hace solo cuatro días, cumplí mi segundo sueño en el que ahora estoy inmerso: Crear mi Escuela de Vida. Un lugar desde donde ayudar a directivos y empresarios a recuperar su vida, el tiempo y la calma.

Y aquello que permite recuperar la calma y el tiempo, «aquello» que hace que duermas tranquilo y confiado por la noche, lo que da tranquilidad…

Sí, el dinero. O, como yo lo llamo, la productividad.

Y después el liderazgo. El empresarial y el personal.

Y después… todo cuanto seas capaz de visualizar y acometer.

¿Agorero económico? Quizás, pero todo esto lo he recogido de la prensa actual.

Si no me crees entra en Google y escribe «Green New Deal» y «Coronavirus New Deal» ¡Ya verás! el primero da tres mil millones de respuestas, el segundo y más reciente «solo» dos mil millones.

Y dice una de la Leyes Universales que debemos aprender a aceptar lo que no podemos cambiar. Y esto nos supera claramente. Luchar o negarlo es sufrimiento inútil y banal.

Porque está claro que las grandes potencias van a hacer Nuevos Tratos que, sin duda, nos van a afectar. A nivel mundial.

Igualmente está claro que todos los gobiernos, también deberán hacer Nuevos Tratos. Nueva formas de orden y de economía local.

En Europa tal vez se llamen «corona-fondos» o fondos de solidaridad (no son más que etiquetas bonitas para no llamarlo rescate, que es de lo que se trata de verdad.

Y en España parece que lo llamarán «Pacto de la Moncloa» Parece que gobierno, patronales y sindicatos, tendrán que pactar.

Repartirse el problema, vamos. Pero considerando que aquí la inmensa mayoría de empresas son Pymes y que las grandes, grandes, no pagan impuestos aquí, ¿vas adivinando quién lo va a pagar?

Así que, en lugar de preocuparte y centrarte en lo que no puedes cambiar, ¿qué te parecería enfocarte en donde sí puedes actuar?

¿Entiendes por qué he comenzado este post preguntándote si estabas preparado y si sabías cómo prepararte?

Yo lo tuve que hacer. Y ahora estoy encantado, tanto que lo estoy volviendo a hacer. Una vez más. Me he empeñado en digitalizar mi negocio y ya he pasado el ecuador, ya no hay vuelta atrás.

Si la vida te da limones…

Si te fijas, los peones del juego no podemos influir en el escenario global. Pero podemos y debemos crear las mejores condiciones posibles en nuestro tablero de juego particular.

Y si te fijas más, si miras más allá de lo evidente, te darás cuenta de que la vida te está ofreciendo una nueva oportunidad.

Así que, dime, ¿qué vas a hacer?, ¿tienes un plan?

¿Necesitas ayuda?, ¿tu gustaría hablar conmigo de todo esto?