Si existe un tema recurrente en los años que llevo haciendo talleres y seminarios es el tema de la motivación, me preguntan qué pueden hacer para motivar a su gente. Y el tema suele generar siempre debate, especialmente cuando hay personas que tienen equipos desmotivados, por no decir quemados, o incluso peores (he oído llamarles cosas como «terroristas internos»).
El debate, al margen de la casuística de cada uno, suele centrarse en torno al dinero, sobre si motiva o no. Y con frecuencia se inician polémicas que en ocasiones suben de tono y la temperatura alcanza la de incendio interno, de los que entran en el debate, claro.
Todo el mundo tiene su receta (en teoría claro), la solución es algo bien distinto. Suele haber gente que cree realmente que el dinero motiva, que la gente trabaja por dinero y que por tanto es motivador. En el otro extremo están los que piensan que lo que motiva es el miedo, aunque las etiquetas que usan se llamen disciplina, sanción, vigilancia, despido o simplemente, la presencia del jefe.
Hoy en día los responsables de RRHH, líderes, expertos en relaciones humanas y gerentes con experiencia ya no discuten seriamente sobre si realmente funcionan el castigo o la recompensa. Tal vez sean efectivos durante un tiempo, pero al final dejan de funcionar. ¿Por qué? Muy simple, si le doblas el sueldo a una persona, sin duda se pondrá muy contenta y estará muy motivada, pero… ¿hasta cuándo? Pues la motivación durará hasta que se acostumbre al nuevo sueldo, así de simple. Hasta que se diga a sí misma que si le dan ese sueldo es porque se lo merece, que nadie se lo regala. Automáticamente elevará su nivel de vida al nuevo sueldo y al poco estará como al principio, desmotivada y pidiendo aumento salarial.
Y los gritos, amenazas (más o menos veladas), cámaras de vigilancia, supervisión continua, o cualquier otro sistema que ejerza presión, ¿funciona?. Pues la verdad es que tampoco. Como en el caso anterior, tal vez una temporada, pero:
Lo cierto es que la gente se acostumbra a todo.
¿Realmente la gente se acostumbra a todo? Sí, a todo, absolutamente a todo. Existen estudios de psicólogos que demuestran que la gente se adapta a gritos, insultos, amenazas, vejaciones o cualquier otro tipo de maltrato físico o sicológico. El Dr. Viktor E. Frankl, psiquiatra que estuvo prisionero en los campos nazis y que sobrevivió; realizó estudios de cómo el ser humano es capaz de adaptarse a las peores condiciones imaginables por su ansia de sobrevivir. Explica en su libro «El hombre en busca de sentido» cómo el ser humano es capaz de encontrar un motivo para aguantar, y de generar expectativas para sobrevivir a cualquier cosa. Se inmuniza y se adapta a cualquier situación, por extrema que ésta sea.
Cuando en los debates de mis talleres veo que el tema ya está sobrepasado, es decir que no aporta nada, que solo es discutir por discutir, por tener razón, hago «la pregunta» ¿queréis saber cómo motivar a vuestra gente? Y siempre ocurre lo mismo, primero silencio, segundo veo cómo los ojos de la audiencia se agrandan a la espera de que se cumplan sus expectativas, como si estuviese a punto de revelarles la fórmula, el secreto que les evitará tantos y tantos problemas, que resolverá las bajas, las peleas, el mal ambiente, o cualquier cosa que esté ocurriendo.
Y entonces suelto la bomba, les digo muy formalmente que, lamentándolo mucho, no se puede, no es posible motivar a las personas. Está demostrado que todo tipo de motivación externa es temporal e ineficaz, dura poco o muy poco.
Entonces les explico lo que dicen los más recientes estudios sobre motivación que han realizado los norteamericanos. Sí, siempre son ellos, están a años luz de nosotros, tanto en el tema que nos ocupa como en cualquier otro, tienen un claro afán por estudiarlo todo.
Y resulta, dice el estudio, que no solo no se puede motivar a las personas, sino que ni tan solo es necesario hacerlo. ¿La razón? Han descubierto que las personas se motivan solas, que por nuestra propia naturaleza nos auto-motivamos. ¿A que ahora mismo no te lo crees?
Después de buscar, de hacer todo tipo de estudios, encuestas y entrevistas, han llegado a esta conclusión. Además, es muy sencillo comprobarlo, ahora verás: Imagínate que hoy es fiesta, que estás, pongamos por ejemplo, sentado en la terraza de un bar, hace una radiante mañana y estás acompañado de tus mejores amigos. Estáis riendo, hablando de vuestras cosas… no hay prisa y nada ni nadie te presiona o te espera… La pregunta es: ¿cómo estás?, o si prefieres, ¿cómo te sientes? La respuesta es evidente ¿no?
Entonces, ¿por qué cuando están en su puesto de trabajo no están tan motivados como cuando están de fin de semana?, ¿Por qué la famosa frasecilla de «por fin es viernes»?
Y ahí está la clave de todo, ¿no la ves? Concluyeron que en lugar de intentar motivar a las personas (que ya hemos dicho que no es posible), los esfuerzos deberían dirigirse a eliminar aquellas cosas que las desmotivan. Y aquí la lista puede ser muy larga y abarcar temas como las condiciones de trabajo, la rutina que lleva al tedio, la ausencia de retos, la ausencia de información y de comunicación, la falta de reconocimiento por su labor… hasta ausencia de liderazgo o de dirección. Sí, has leído bien, tal vez el problema eres tú.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Toma nota:
ya que no puedes motivar, procura mejorar las cosas que están a tu alcance, cosas como las condiciones del entorno de trabajo, procura tomar la temperatura del clima laboral, observa si hace demasiado frío, calor, ruido…
Pero si hay una acción concreta que deberías hacer ya, es algo tan simple como preguntar. Pero debes saber hacer preguntas, la gente no siempre colabora o dice la verdad, ya sea por una razón u otra. Puedes tener conversaciones informales o puedes realizar encuestas formales y anónimas (o no) sobre qué temas concretos mejorarían o cuáles son las cosas que más les disgustan de su trabajo. En ocasiones, con tan solo sentirse escuchados, ya hace que mejore su motivación.
Pero ten esto presente: La motivación es interna, sale de dentro de las personas hacia fuera, y para que la gente esté motivada, es absolutamente necesario que tengan UN MOTIVO. La motivación no es otra cosa que los motivos que te llevan a la acción. Pregúntate si das a tu gente motivos para motivarse o motivos para desmotivarse.
En definitiva, entiende que tú no puedes motivar, pero sí puedes crear el escenario y el clima adecuados para que la gente, por si sola, haga lo que en ellos es natural, auto motivarse.
¿Qué piensas de todo esto? ¿Cómo está tu gente de motivación? ¿Qué estás haciendo tú en concreto para mejorar la motivación y el compromiso de tu equipo? ¿Tienes algún plan al respecto?
2 comentarios en “Cómo motivar a las personas”
¡Interesantísimo artículo!
En lugar de «desmotivarme» a la hora de tratar con equipo, me abre los ojos sobre un error común, que he padecido mucho, y es creer que mis tácticas de motivación fallaban y que yo no encontraba LA fórmula de motivar a «mis tropas».
Hoy comprendo que se ha de identificar a las personas que tienen motivaciones propias, pues ellas mismas podran auto-generar sus motivaciones en el trabajo si no dichas motivaciones estan en contradicción conel desenvolvimiento de la empresa. Y son esas y no otras que hay que contratar. Y las demás, con pesar o sin el, que se busquen otro empleo.
Pecamos y trasladamos a los demás nuestras visiones (lo que nos motiva, o desmotiva) al personal a la hora de tratarlos, cuando son entes propias que bien podrian pasar de ello.
Del mismo modo hemos de quitarnos los laureles cuando «funciona» nuestra fórmula par motivar. Lejos de la realidad!!!
Muchas gracias por el artículo, Fermín!
Hola Mary,
Me alegra de que te pueda ser de utilidad, como vi el otro día en la red: «contrata por actitud y desarrolla en habilidades»
Un saludo.