Tú puedes ser tu Rey Mago.

Es conocida y celebrada la tradición de que 3 Magos de Oriente (3 Reyes sabios), interpretaron el designio de la estrella que anunciaba el nacimiento de Jesús y que les conduciría, a continuación, hasta el lugar de su nacimiento.

Conocedores de la dimensión y trascendencia del nacimiento, los Magos le ofrecieron a su llegada 3 regalos. Esos regalos no eran casuales, sino que habían sido escogidos con sumo cuidado por su simbología. El oro, el incienso y la mirra, reconocían las 3 dimensiones del recién nacido.

El oro era un presente exclusivo de Reyes, algo vetado e inalcanzable para los mortales comunes. Al regalar oro al recién nacido, estaban reconociendo su cualidad de Rey, el Rey de los Judíos.

El incienso es una resina de olor agradable y penetrante que su usaba y se sigue usando hoy en día, como una ofrenda a los dioses, una forma de conectar con la espiritualidad. Al regalar incienso al recién nacido, estaban reconociendo su cualidad de Dios, declarando así a todos, su divinidad.

La mirra es también una substancia resinosa y aromática que se obtiene del árbol de mirra. En la antigüedad solía usarse para ungir y embalsamar a los muertos. Al regalar mirra al nacido, los Magos además de las anteriores condiciones, estaban reconociendo su cualidad humana. De esta forma declaraban que, pese a sus dos condiciones anteriores, también era un hombre y, como tal, estaba sujeto a la muerte y acabaría muriendo.

No hace falta extenderse en explicar que la tradición se mantiene y que la noche del 5 de enero es muy especial para mucha gente, sobre todo para los niños que, siendo los reyes de cada casa, esperan con ilusión y ansiedad los regalos y presentes de los Magos de Oriente.

Por mi parte, solo me queda declarar que vuelvo a estar de nuevo en primera fila de las cabalgatas, con mis dos nietos y el resto de la familia, renovada mi ilusión en sus caras fascinadas por tan magno y mágico evento.

Y también sé que los adultos, hace tiempo que dejamos de escribirles cartas. Aunque en el fondo, sí, sí, reconócelo, muy en el fondo, aún arde una pequeña llama de esperanza de que un día, tal vez llegue ese regalo soñado y secreto que llevas tanto tiempo esperando.

Pues bien, puedes seguir esperando, otro año más, y continuar con tus expectativas (cada vez más bajas) ese regalo que lo cambiaría todo, ese “gordo” de la lotería que este año (otro más) también ha pasado de largo.

Pero si tú quieres, si lo quieres de verdad, tú puedes ser tu Rey Mago.

Los seres humanos, tengamos la creencia que tengamos, sabemos muy bien que, además de nuestra condición humana, somos también seres espirituales. Hay en nosotros algo más que huesos y músculos, somos también polvo de estrellas. Tanto da si le llamas alma, espíritu o energía del universo, hay algo más que materia.
Y somos también únicos y especiales. Nunca ha habido nadie exactamente igual que tú, y nunca lo habrá. Somos por tanto únicos e irrepetibles.

Tenemos la capacidad, si es esa nuestra voluntad, de convertirnos en cualquier cosa que deseemos.

¿Hacemos la carta a los Reyes?

Si te decides, debes tener presente tres cosas, ya que las tres son importantes:

1. Escribe la carta a los Reyes, pero envíala a la dirección de tu casa, ya que el único Rey que puede hacer realmente magia en tu vida eres tú. Tú eres el único responsable de tu vida, no puedes dejar eso en manos del gobierno, de la suerte, o de terceros. Asume tu responsabilidad.
2. Conecta con tu niño interior. Es importante que sea él y no tú quien escriba la carta. La razón es que los niños no ponen límite a sus deseos. Mi nieta, que aún no ha cumplido 3 años, quiere un pony y un coche, ¡pero los quiere de verdad, no de juguete! Ella todavía no es capaz de ver los inconvenientes ni las dificultades. Los niños, cuando desean algo van a por ello. Los adultos, en cambio, estamos muy limitados, llevamos años de entrenamiento autolimitante. A nuestro ego no le gusta el fracaso y hará lo imposible para que ni tan solo lo intentemos y acabará, si lo dejamos, quitándonoslo de la cabeza.
3. Debes pensar en oro, pero también en incienso y en mirra.

¿Listo? Pues vamos allá.

En primer lugar, dile a tu niño que escriba los sueños más grandes y secretos, los deseos más inconfesables, aquellos que siempre han estado ahí, en lo más hondo, reprimidos por el qué dirán y la vergüenza.

No te preocupes, dale permiso al niño para hacerlo. Tiempo tendrá tu ego para reprimirlos y podarlos. Pero hoy no, hoy no es ese día.

Este es el punto de inicio de todo, definir qué quieres realmente. Y lo que tú quieres realmente va más allá de la electrónica, la ropa o los perfumes. Es más grande, mucho más grande. En el Planificador GTM tenemos dos hojas para esto, la Hoja de Sueños y la Lista de Deseos. Creemos que, si hay que hacer planes, deben de valer la pena.

Ahora piensa en tus tres dimensiones: escribe todas aquellas cosas que desees como desearías si fueses un Rey. Escribe también aquellas cosas que demanda tu ser espiritual, aquello que yo llamo “estados del alma”, cómo quieres estar. Las cosas intangibles también se pueden lograr, pero hay que derivar, el camino no es directo. Finalmente, escribe las cosas tangibles que deseas, en realidad, no son para ti, son para satisfacer a tu ego, pero al fin y al cabo vive contigo, te cuida, y también hay que cuidarlo a él ¿no?

¿Has acabado?, ¿está todo?, ¿de verdad no te has dejado nada en el tintero? Bien, si es así, revisa tu lista. Tómate un tiempo y visualiza cómo te sentaría recibir ese regalo, en qué cambiaría tu vida, cómo sería. Cierra un momento los ojos y mira. No dejes que tus saboteadores te lo impidan, sin duda ya se han disparado y están revoloteando por tu cabeza pero no permitas que tomen el control. Hoy tampoco toca.

Si has terminado tienes dos opciones. Enviártela por correo a ti mismo, créeme, no es tontería, tendrá su efecto. O guardarla en un lugar especial, en un lugar que recordarás y podrás recuperarla. Pero no la tires ni la rompas, lo que has hecho no es ninguna tontería.

Acabas de definir tu norte, de poner la brújula hacia donde realmente deseas. Después podrás elegir entre “hacer ver que no existe”, no creer en tus sueños, o realizar los planes de acción que te acerquen a ellos.

No te preocupes si son muy grandes, puedes dividirlos en cosas más pequeñas. Fija, por ejemplo, los objetivos que sí son realmente posibles de alcanzar en el nuevo año y que te acercarán, aunque sea un poco, a tus sueños.

Si has llegado hasta aquí, ya estás preparado, mentalmente preparado. Recuerda que:

Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes estás en lo cierto

Henry Ford

Ahora toca desarrollar los planes en acciones, llenar los pasos de la Hoja de Metas. Lo importante ya está hecho, lo demás es “peccata minuta”

Y si necesitas ayuda, pídela, para eso estamos. Cómprate un Planificador. O habla conmigo. O mejor ambas cosas. Aprende a ser tu Rey Mago.

Bueno, puedes hacer la carta o no, pero ya sabes, si no la haces, volverás a recibir carbón, una vez más.

¿Algo que decir?, ¿algún comentario? Puedes escribir lo que piensas… yo lo hago.