La mayor dificultad para cualquier empresario hoy en día es la de conseguir aumentar los ingresos. Es así porque ya ha tenido tiempo suficiente durante estos años para recortar gastos, para apretarse el cinturón. Vamos a decir que «lo fácil ya está hecho».
Ahora queda la parte difícil, aumentar los ingresos. Y los ingresos provienen de los clientes y éstos a su vez de las ventas. Y claro, si no tienes todos los ingresos que deseas, si no tienes suficientes clientes, si tu teléfono no suena las veces que a ti te gustaría, deberás hacer algo. Y ese algo, pasa indefectiblemente por coger al toro por los cuernos, es decir tienes que salir a vender, a buscar nuevos clientes. Es tu responsabilidad, tu obligación. Pero claro, eso da mucho miedo. Y no solo es incómodo, sino que además es desconocido para la mayoría de empresarios por la sencilla razón de que no han tenido que hacerlo nunca, no ha hecho falta.
Lo que ocurre es que el mundo ha cambiado, y las reglas del juego también, aunque algunos se nieguen a aceptarlo y persistan en lo mismo, en lo que ha dejado de funcionar hace tiempo.
Si quieres que tu empresa y tú estéis bien, deberás superar tres retos que te pone la vida en el desarrollo de tu empresa y en el tuyo propio:
Reto 1: Vender tus productos.
La verdadera dificultad o el reto a superar no es el de vender, sino el de creer en ti, en que puedes hacerlo. Si crees que no sabes, que no puedes, que no sirves… ni siquiera lo intentarás, es decir, has fracasado sin tan solo intentarlo. Te has auto saboteado.
Reto 2: Que te compren tus productos.
La dificultad real no es que no te llamen, el verdadero reto es el de creer en tus clientes, en el valor real que aportas, en las soluciones que das a sus problemas y a sus necesidades. Si esperas a que te llamen, o no te gusta ser pesado, no los irás a ver, no les preguntarás por sus necesidades ni les ofrecerás toda la gama de productos para que escojan los que necesiten.
Reto 3: Que te pidan ayuda para resolver asuntos que hoy no resuelven tus productos. Es decir, que crees nuevos productos.
La auténtica dificultad no radica en conseguirlo, radica en trascender tus productos, tus clientes y a ti mismo, ir más allá. Tener visión a largo plazo, coherencia en lo que haces, y valor en lo que aportas. Escuchar e interpretar las necesidades para desarrollar las soluciones adecuadas. Tal vez para problemas que aún no existen, que están en el futuro, pero que sabes que vendrán.
Si subes estos tres peldaños tu empresa llegará muy alto, y tú también. No estoy hablando de ventas, estoy hablando de ti.
Algunos hace tiempo que han subido los tres y sonríen cuando la gente se queja o sigue hablando de crisis… Otros llevan tiempo mirando la escalera. Saben que tarde o temprano se tendrán que enfrentar a ella, que no hay otro camino, pero lo siguen dilatando en la creencia de que alguien hará algo y su problema se resolverá sin enfrentarse a una de sus mayores incomodidades. Y así les va.
Y tú, ¿en qué peldaño estás?, ¿cómo te van las cosas?, ¿cuándo fue la última vez que hiciste un cliente? Deja aquí tus comentarios.