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New Deal - 80 - La máquina más perfecta y compleja del universo, el cerebro - parte 3

La máquina más perfecta y compleja del universo, el cerebro – Parte 3

Parte 3: Haz que tu cerebro trabaje a tu favor

Si has leído la primera parte, sabrás cómo se estructura y funciona, a grandes rasgos, el cerebro humano. Y si has leído la segunda, sabrás que ya se está trabajando en la creación de grandes cerebros electrónicos realmente inteligentes. Si observas desde cierta distancia, verás que ambos cerebros se asemejan más de lo que cabría esperar. Los dos tienen un “hardware” (el primero fisiológico y el segundo electrónico), a ambos hay que suministrarles unos sistemas operativos o programas para que funcionen (llámales procesos de aprendizaje, hábitos, rutinas, o protocolos, en el fondo es lo mismo) y a ambos hay que suministrarles información (datos), para que trabaje el “hardware” y el “software”, para que comparen y procesen. Y para que extraigan conclusiones, decisiones y acciones.

Así es, el cerebro humano funciona de forma muy similar a un ordenador, solo puede trabajar con la información que se le ha suministrado. ¿Sabes hablar chino? Si no te han enseñado, seguro que no. Por tanto, si te hablan en chino o ves sus caracteres Hanzi (alfabeto chino), no entenderás nada de nada. Así que ten sumo cuidado con la información (visual, auditiva, etc) que metes en tu cerebro, porque eso es lo que te devolverá, pero ampliado. Y es que lo que realmente hace el cerebro es interpretar; es decir, comparar la información que le llega a través de los sentidos, con el banco de imágenes y experiencias que ya tiene introducidos previamente.

El cerebro trabaja con imágenes.

Te lo voy a demostrar: Si lees esta palabra: Honlartem, ¿Qué ves en tu mente? ¿Qué crees que es? Nada, ¿no? Pero si lees esta otra: Australia, ¿Qué has visto?, ¿el continente?, ¿un canguro?, ¿un desierto?, ¿aborígenes? Y, cuando acabo de hacerte estas cuatro preguntas, ¿qué imágenes has visto? He hecho esta prueba en mis talleres muchas veces, y cada uno ve una imagen diferente de una misma palabra. Lo que hace el cerebro cuando recibe un “input” es ir a su banco de imágenes y abrir todos los cajones hasta que “encaja” lo que le entra por los ojos o por los oídos, con una imagen almacenada. Y te la muestra. Si no encuentra la imagen, no te puede mostrar nada y, en consecuencia, tú no entiendes nada. Otra forma de decirlo es que “no lo ves claro”.

De aquí viene la afirmación de que la realidad no existe, la crea cada uno.

[blockquote cite=»Máxima de la PNL» type=»center»]El mapa no es el territorio[/blockquote]

que significa que tú tienes tu mapa del territorio, pero tan solo es una interpretación de la realidad, una abstracción; hay muchos otros mapas más, tantos como personas, pero ninguno de ellos es el territorio. O si prefieres, recuerda aquello de que “nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Así que las preguntas pertinentes aquí son: ¿Cuál es tu realidad?, ¿Con qué mapa estás funcionando tú?, ¿Cuál es el color de tu cristal?

Tu realidad, tu vida exterior, es tan solo el reflejo de tu interior, de quién eres tú.

Sin embargo, pese a algunas similitudes que pueda haber entre ambos cerebros, la gran diferencia, que es inmensa, el enorme reto a superar, es que el cerebro humano hace cosas que no son lógicas ni obedecen a leyes lógicas, y no se sabe cómo lo hace.

El cerebro humano, en su integridad, se dice que es “holístico”,  esto significa que es capaz de contemplar una situación desde varias perspectivas a la vez, puede “intuir”, crear, unir cosas aparentemente no relacionadas y extraer nuevas conclusiones o soluciones, usa atajos que le permiten acceder a ingentes cantidades de información ubicadas en sitios diferentes y no conocidos de forma inmediata. Puede dar respuesta a cosas complejas a la velocidad del pensamiento. Puede imaginar (crear imágenes mentales) cosas que no existen, ver el futuro, suponer, formular hipótesis ilógicas, soñar y, sobre todo, puede acceder a recuerdos y generar emociones y transmitir al cuerpo sensaciones que éste puede sentir y percibir con los cinco sentidos.

¡El cerebro puede hacer que tú vivas y sientas lo que él ve!

Puede tomar decisiones lógicas, ilógicas, una mezcla de ambas o cualquiera otra que se pueda imaginar. Esa es la gran diferencia, el “reto imposible” para la ciencia, de ahí que el título de este post sea: La máquina más perfecta y compleja del universo, el cerebro.

Pero no es mi intención ponerte al microscopio a buscar neuronas, ni hacer divulgación científica, ni mucho menos que te hagas programador. Mi intención es más simple, más sencilla, y espero que muy útil y práctica para ti. De hecho, modestamente, pretendo que te cambie la vida, aunque sea un poco. Tan solo la chispa que prenda un gran fuego, nada más que eso. Y nada menos.

Mi intención es que observes tu propio funcionamiento, las decisiones que tomas y por qué las tomas, y también las que no tomas, y por qué no las tomas. Y qué consecuencias tiene todo eso en tu vida.

Para cambiar tu vida deberás cambiar tus decisiones, pero no podrás cambiarlas sin cambiar tú antes.

Si te observas un poco a ti mismo, verás que tú no eres tú, sino que eres el resultado de tu programación. Tu ego y tú probablemente estéis más separados de lo que crees. Esa suele ser la causa de muchos “malestares”. Y aunque es posible que discrepes bastante de las afirmaciones que acabas de leer, si sigues leyendo, te lo demostraré sin ningún tipo de duda.

Un recién nacido es un libro en blanco, todo está por escribir, todo está por aprender. Lo único que lo mantiene vivo es su cerebro reptiliano. El sistema límbico y el neocórtex funcionan, pero están vacíos. Está el “hardware” pero falta el “software” (los programas), y la información a procesar debe aprenderla poco a poco. Cuando un bebé necesita algo, sencillamente llora, eso ya viene incorporado en el “kit básico de supervivencia”. El llanto de un bebe es algo insoportable para los adultos. Lo es porque desde nuestros ancestros hemos ido grabando ese sonido en nuestro cerebro reptiliano como una señal de “peligro” y hemos configurado nuestro sistema neuronal para que excite determinadas partes del cerebro que hagan que nos resulte irritante y nos ponga inmediatamente en acción.

De la misma forma, hemos configurado otras partes para que la simple vista de ese bebé, haga que nos pongamos tiernos, cambie nuestro humor y, muy frecuentemente, nos pongamos a decir tonterías y a hacerle toda clase de “monerías”. Así funcionamos, esos son algunos de nuestros programas. Pero hay muchos más, millones de ellos.

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Un recién nacido ve, pero no sabe lo que ve, y oye, pero no sabe lo que oye. Lo cierto es que su cerebro aún no tiene información, falta reconocer comprender y archivar la imagen de sus padres, o aprender el idioma, entre miles y miles de cosas. Todo está por aprender.

Poco a poco, el bebé comenzará a relacionar a su madre con la comida y su bienestar. Al inicio de la vida, los dos únicos sentidos que funcionan plenamente son el olfato y el gusto, los controla el cerebro reptiliano. Después comenzará a coordinar sus brazos para coger cosas y, al observar a los adultos e imitarlos, acabará aprendiendo a caminar. Por si aún no lo sabes, el proceso de aprendizaje es un proceso de imitación, de repetir y repetir hasta fijar lo aprendido, de “aprehender”.

Del mismo modo, acabará por imitar la repetición de palabras como “mamá” o su propio nombre. Imitará el movimiento de la boca de los adultos y los sonidos que emiten, y acabará aprendiendo a hablar.

Cuando pueda entender, comenzará a recibir los valores y las creencias que sus padres le transmitirán sobre lo que está bien y lo que está mal, sobre lo bueno y sobre lo malo, sobre lo que debe hacerse y lo que debe evitarse. Y así, de una forma natural e inconsciente, es como la información y los programas se van introduciendo, creencias y valores que, poco a poco, irán determinando quién va a ser cuando sea adulto.

La información que suministres a tus hijos condicionará su futuro. Tus hijos imitarán lo que haces por encima de lo que dices. Sé un ejemplo para ellos.

Un bebé que nazca en China, en Europa o en Alaska, recibirá información diferente, tendrá creencias diferentes y pensará y funcionará diferente. La moral es diferente, la ética es diferente, las personas son diferentes y el comportamiento es diferente.

El entorno más próximo determina las creencias religiosas o políticas, y los valores fundamentales de las personas. Y aunque no seamos conscientes de ese proceso, así es como funciona.

La parte mala es que los padres, con todo el afán de protegerlos, también les transmitimos limitaciones, prejuicios, y todas nuestras fobias y miedos. Un bebé escucha durante su desarrollo miles de veces la palabra “NO”. No puedes, aún eres pequeño, no sabes, es peligroso, no subas, no hagas, no digas… Como dice la canción de Serrat, “eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca”.

Y así, cada uno de nosotros acabamos configurando una posición única y personal frente al mundo, la nuestra, nuestra manera de pensar, de ser y de actuar, nuestra propia filosofía personal. Creyentes o ateos, atrevidos o tímidos, de un partido, o del otro. Así es como funciona este juego. Resulta sorprendente descubrir que nuestro sistema de valores, aquello que nos guía y condiciona, lo que creemos y hacemos en la vida, no es propio, sino que es prestado, aprendido. Pero ni nuestros padres ni nosotros nos hemos dado cuenta de eso, todo ocurre de forma suave, natural e inconsciente.

Si no te gusta cómo estás, tú puedes cambiar eso, aunque no sea una tarea fácil ni tampoco rápida.

Tal vez el principal problema es que la mayoría de las personas no saben quiénes son, y tampoco han definido quiénes les gustaría ser, y mucho menos aún, qué cosas concretas deberían cambiar. La mayoría de personas lo único que saben es que algo no está bien.

Se trata de que seas consciente de tu comportamiento, de lo que haces y de lo que consigues en la vida, porque eso es fruto de tus creencias, de lo que sabes y de lo que sientes acerca de lo que sabes. Eso es lo que realmente condiciona tus resultados, lo que haces en la vida y lo que eres. Y todo eso es fruto de tu actitud.

Disciplinas muy recientes como la PNL “Programación Neuro Lingüística”, explica que cuando hablamos mostramos cómo estamos funcionando, como está configurado nuestro sistema neuronal, nuestros programas, cómo estamos funcionando por dentro. La PNL se ocupa del comportamiento y de la programación cerebral, de cómo funcionamos y por qué. Y propone soluciones para realizar algunos cambios, sobre todo, el de tener autoconciencia de uno mismo y de los demás.

Por otro lado, la Neurociencia se está ocupando del cerebro físico, de las neuronas, de las sinapsis o conexiones neuronales. Imagínate a 86 mil millones de neuronas enviando información a centenares de millones de neurotransmisores. Todavía nadie ha podido calcular la capacidad del cerebro humano. Por eso se dice (es un dicho) que apenas usamos el 20% de nuestra capacidad, ¿quién sabe?

Y pese a todo, pese a gozar de este privilegio y pese a tener la esencia de la divinidad, a menudo nos comportamos como asnos o lagartos.

Nada nuevo, los griegos ya lo sabían.

Conócete a ti mismo

Séneca

Si realmente lo deseas, tú puedes cambiar tu vida, pero antes, es necesario que cambies tú. Para eso deberás modificar los programas con los que funcionas, deberás reprogramar tu mente.

Ser confiado o desconfiado no dejan de ser más que programas que actúan en tu mente. Pero el hecho de que actúe uno o el otro, hará que tu actuación sea diferente y que los resultados, lo que logres, sea radicalmente contrario. El problema es que no somos conscientes de los programas que dirigen y determinan nuestro destino. Esos programas funcionan en la mente inconsciente.

Por eso, mi trabajo consiste en suministrar nuevos programas, viajes de acompañamiento en los que facilito herramientas para que mis clientes cambien algunos hábitos y creencias que están entorpeciendo su desarrollo profesional y personal y, con ello, sus resultados, lo que logran en su empra y en su vida.

Aquí tienes algunos de los “programas” que ayudo a instalar:

PROGRAMA A DESINSTALARPROGRAMA A INSTALAR
Me paso el día apagando incendios 1.0Productividad 7.3
Necesito organizarme 3.5Organización y prioridades 9.6
Hay algo que no funciona, algo no va bien 2.8Pasar al siguiente nivel 9.6
Mi negocio no va bien y yo tampoco 3.1Resultados 9.2
Trabajo 16 horas al día 1.4Delegar 13.8
No sé vender y necesito clientes 2.4Supervendedor 11.4
¿Qué pasará cuando yo no esté al frente? 1.7Relevo 6.3
Mi equipo no trabaja si yo no estoy 2.9Ilusionar y poner a trabajar al equipo 7.6
Estoy cansado, quiero empezar a dirigir 1.9Liderazgo 9.2
Mi gente no me sigue 2.4Motivación 7.6

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Fermín Lorente

Fermín Lorente

Experto en mejorar RESULTADOS EMPRESARIALES. Formador en organización empresarial y en liderazgo. Fundador de New Deal.

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