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Reprogramar la mente, cambiar creencias

Es imperativo comenzar planteando esa gran cuestión: ¿es realmente posible reprogramar la mente de una persona, eliminando creencias antiguas, sustituyéndolas por unas nuevas?

La respuesta es sí, rotundamente sí. Ahora vayamos por pasos.

Para empezar, debemos aceptar el hecho de que para «reprogramar» algo, es necesario tener una programación previa, admitir que existe una anterior.

Y de aquí derivan otras preguntas: ¿Mi mente está programada? ¿Yo funciono con programas? ¿Quién me ha programado? ¿Cuándo? ¿Cómo…?

Lo cierto es que los seres humanos al nacer, tan solo disponemos de un «hardware básico», somos bebés bastante indefensos comparados con cualquier otra especie. También nacemos con un «software limitado», lo justo para sobrevivir con la entera dependencia de la madre. Por tanto, todo está por hacer, somos un libro en blanco y todo está por escribir.

A partir de ahí, los padres en primer lugar, abuelos, familiares, tutores y maestros van instruyéndonos en el bello y difícil arte de vivir. Nos dicen lo que es correcto y lo que no lo es, lo que está bien y lo que está mal, lo que debemos creer y lo que debemos pensar. Todo este proceso educativo es bastante inconsciente, tanto para ellos como para nosotros mismos, sencillamente intentan enseñarnos y protegernos. Pero realmente no dejan de ser programas que se fijarán en la parte más profunda de nuestra mente inconsciente y actuarán, con precisión milimétrica, cuando sea preciso.

Puedes llamarlo programa, creencias, valores, educación, formación, ética, o moral. Aunque distintas, no son más que etiquetas para denominar costumbres o maneras de comportarse en el mundo. Tal como creemos, así actuamos. Tal como actuamos, así logramos. Nuestra vida, cómo nos va, lo que ahora tenemos, es tan solo un reflejo de lo que somos. Es el «ser» lo que condiciona el hacer y el tener.

Si estás de acuerdo hasta aquí, volvamos a la gran cuestión que planteo desde el inicio: ¿se puede programar a una persona, haciendo que abandone ideas y creencias anteriores de toda la vida, substituyéndolas por creencias nuevas e incluso contrarias a las anteriores?

Y la respuesta de nuevo es sí, rotundamente sí.

Está demostrado desde hace muchos años, aunque es una práctica cruel, agresiva, ilegal, inmoral y un montón de adjetivos más. Estoy hablando, en definitiva, de un lavado de cerebro.

Unas de las primeras investigaciones serias y en profundidad sobre estas técnicas se realizaron cuando, tras la guerra de Corea, los norteamericanos observaron cómo muchos prisioneros se negaban a regresar a su país y decidían permanecer en Corea renunciando a su nacionalidad, familia, posesiones y a toda su vida anterior para dedicarse a servir al régimen norcoreano.

El Dr. Joost A. Meerloo, en su libro «The rape of the Mind» (La violación de la mente), explica las técnicas de tortura. Básicamente un bombardeo prolongado de información auténtica, mezclada con otra falsa, junto con la privación de sueño a las que sometieron a los prisioneros hasta hacerles dudar de todo y lograr doblegar su voluntad por una larga falta de sueño. Quebraron literalmente todo cuanto habían sido y creído hasta entonces para transformarlos en fieles, convencidos y entregados servidores del régimen. Técnicas parecidas (en el fondo, que no en la forma) son las que utilizan las sectas para captar adeptos.

Una vez demostrado científicamente que la mente se puede programar por personas externas, en contra de la propia voluntad, y para su beneficio, es cuando procede la pregunta interesante de verdad: ¿Puedo yo mismo programar mi propia mente de forma consciente y en mi propio beneficio?

Y por supuesto la respuesta de nuevo es sí, rotundamente sí.

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En ocasiones solemos hacerlo de forma inconsciente. Ahora, de lo que se trata es de hacerlo, mediante las herramientas adecuadas y de forma consciente, para mejorar quienes somos y en consecuencia lo que hacemos y lo que conseguimos de la vida.

¿Te apetece?

A menudo, las personas adultas solemos cuidar nuestro cuerpo. Lo alimentamos tres veces cada día, dormimos todos los días, vamos al gimnasio o a correr, visitamos al médico y hasta hacemos alguna que otra dieta. Consideramos que nuestro cuerpo es importante.

Sin embargo, y salvo excepciones, se puede contratar el cuerpo de una persona por unos pocos cientos de Euros mensuales para que haga una tarea durante la mayor parte del día, a eso le llamamos trabajar. Y a quienes contratan su cuerpo durante un tiempo para hacer lo que les ordenen, trabajadores.

¿Y la mente? Ah, eso ya es otra cosa. Como dicen algunos autores, del cuello para abajo, valemos muy poco, pero del cuello para arriba, no tenemos límite. ¿Cuánto pagarías a alguien que pudiese hacerte multimillonario o llevar tu empresa a las cumbres del éxito?

¿Por qué algunas personas sueñan con un trabajo mileurista mientras que otras ganan centenares o millones de Euros todos los meses? Salvo las grandes estrellas del deporte o los famosos, nunca es por su cuerpo, sino por su capacidad mental.

Es el momento de hacernos unas cuantas preguntas más:

  • Si alimento mi cuerpo tres veces cada día, ¿cuántas veces alimento mi mente?
  • Si llevo mi cuerpo al gimnasio ¿dónde está el gimnasio de la mente?
  • ¿Quién se está ocupando de alimentar mi mente? ¿Lo estoy haciendo yo, o dejo que otros se ocupen de ello?
  • ¿Cuál es la última formación a la que he acudido?
  • ¿Cuántos y cuáles eran los libros que he leído en los últimos meses?, ¿de qué trataban?

Probablemente ya hayas llegado a la conclusión de que el órgano más importante de nuestro cuerpo, el que determina lo que somos y logramos en la vida, lo tenemos un poco o muy descuidado.

Y si admitimos que somos lo que pensamos, y que nuestros pensamientos se convierten en cosas, debemos determinar que una mente positiva y bien dirigida es vital para nuestro futuro.

Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a programar tu mente de forma sencilla, positiva, útil y beneficiosa para ti:

Lo que debemos evitar o no debemos hacer:

  • Evita programas de televisión que sean negativos o denigrantes para las personas. Aunque creas que no te afectan, estás en un grave error. Van formando una fina y sólida capa de mugre en tu inconsciente.
  • Mira las noticias que lees y escuchas. Si estás focalizado en crisis y malas noticias, lo más profundo de tu ser se ira llenando (como lo hace tu estómago) de lo que lo alimentes.
  • Evita rodearte de personas negativas, quejosas, resentidas y criticonas. Tus relaciones te afectan mucho más de lo que puedas a pensar.
  • No juzgues, no te quejes, no critiques…
  • En definitiva, aquello que siembres en tu mente, es la cosecha que crecerá y te alimentará en el futuro. Procura no alimentarla con negatividad.

Lo que sí debemos hacer:

para llenar nuestra mente de positivismo, optimismo, de alegría y resultados.

  • Mira y escucha programas que inspiren o expliquen logros. Tienes miles de documentales y de obras inspiradoras a tu alcance.
  • Procura leer biografías u obras de personalidades de éxito que expliquen cómo lo han logrado. No puedes imaginar lo que disfrutan aquellos que han logrado el éxito explicando el camino (aunque este camino no sea cómodo ni fácil de transitar para la mayoría). Es un tema recurrente que a la gente de éxito le encanta que otras personas también tengan y compartan su éxito. Tal vez esa sea, precisamente, la causa de su éxito.
  • Rodéate de personas que sumen, que sean optimista y con visión positiva, que te reten y que te inspiren a ir más allá, a subir el listón, a esforzarte, a crecer. Si te rodeas de gigantes, acabarás siendo un gigante.
  • Aprende el fabuloso arte de la visualización. Practica la disciplina de imaginar lo que deseas lograr, de ver con todo detalle las cosas realizadas. Y llévalo al extremo de visualizar tus sueños. Lo que la mente puede ver, el cuerpo lo puede lograr.
  • Escribe tus propias afirmaciones y léelas repetidamente todos los días. En lugar de «no puedo, es difícil…» prográmate con: «Soy bueno en…» «Hoy voy a hacer…» Pero paciencia, al igual que el gimnasio, tardarás un poco en ver los resultados.
  • Pon metas y objetivos en todas las áreas de tu vida. Pon el foco en lo que deseas conseguir.

Tú eliges: programación negativa o positiva, resultados negativos o positivos, quejarte de tu mala suerte, o fabricártela cada día, maldecir o dar gracias…

¿Sabes tú algo de esto? Deja tus comentarios aquí.

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Fermín Lorente

Fermín Lorente

Experto en mejorar RESULTADOS EMPRESARIALES. Formador en organización empresarial y en liderazgo. Fundador de New Deal.

5 comentarios en “Reprogramar la mente, cambiar creencias”

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