El 98% de las personas no saben lo que quieren de la vida. Si se les pregunta, dirán que quieren seguridad, dinero, felicidad… pero ninguna de ellas será capaz de definir en términos exactos un plan para conseguir sus deseos.
Zig Ziglar
Lo que yo sé al respecto después de tratar durante años con personas, me llevó a la conclusión de que, realmente, la gente no sabe lo que quiere.
Algunos años después, me di cuenta de que en realidad no es así. La gente sí sabe lo que quiere, pero no saben expresarlo, concretarlo, ni mucho menos, o quizás a cusa de eso, alcanzarlo.
El hecho que me llevó a la creencia de que la gente no sabía lo que quería se ha ido fundamentando en que siempre que he preguntado, he recibido respuestas absolutamente ambiguas, intangibles, genéricas, poco concretas o abstractas. Respuestas como: «estar bien», «estar tranquilo», «tener tiempo», «tener dinero», «ser feliz», «tener salud», o cosas similares.
Siempre que he reflexionado sobre el significado de esas palabras, sobre lo que hay detrás de ellas, he acabado encontrándolo un sin sentido. De hecho, a quienes manifestaban el deseo de tener más dinero, siempre les entregaba una moneda, la primera que tenía a mano, y les decía «problema resuelto, ya tienes más dinero». Evidentemente respondían: «¡no hombre no, más, mucho más dinero!», a lo que yo les volvía a preguntar: ¿cuánto? y de repente se ponían a pensar, a calcular… ¡Nunca se habían parado a pensar cuánto dinero querían, ni tampoco cuándo! Evidentemente no existía un plan para conseguirlo, ni estaban realizando acción alguna para que así fuese.
Con el tiempo, la experiencia y mis pequeñas investigaciones curiosas para poder entender cómo funcionamos los humanos, me han hecho darme cuenta de que sí, la gente sí sabe lo que quiere, pero no saben concretarlo, les es difícil definirlo con palabras porque:
En realidad, lo que quieren, lo que ansían, no es una cosa, si no que «es un estado».
Ese estado se puede definir con palabras como: plenitud, felicidad, tranquilidad, estar centrado… en definitiva, lo que algunos llamamos «ESTAR EN CASA».
Dicho de otra forma: inconscientemente sabemos lo que queremos «porque ya lo hemos experimentado antes», pero no somos conscientes de ello ni mucho menos de lo que hay que hacer para lograrlo.
Me pregunto ¿por qué la gente no está en ese estado? La razón es que nuestra cultura occidental en general, y la nuestra en particular, están basadas en patrones sociales donde el consumo, la competitividad, o acumular trastos en los armarios dominan nuestro comportamiento, un comportamiento egótico e inconsciente que hace que siempre luchemos para conseguir más. Más dinero, más casas, más tiempo… y sin embargo logramos lo contrario, acabamos careciendo del dinero que nos de la seguridad, y de tiempo que nos de la tranquilidad y la paz.
Quién no ha tenido la tentación, un día de playa o de campo, de quedarse a vivir en un lugar sencillo donde con un bañador y un bocadillo de vez en cuando, no necesitas nada más para ser feliz. Haber llegado a la creencia de que, teniendo eso, lo tienes todo. Y el sentimiento de que, realmente, es así.
Pero eso dura poco, ¿qué haría nuestro ego entonces? No tendría lugar donde vivir. Así que despertamos a la ¿realidad? de comprar una casa, tener un coche, varias televisiones muy grandes, unas vacaciones en algún sitio lejano, y luego un coche más grande, una casa más grande… para volver a empezar y repetir el círculo cuantas veces sea necesario.
A lo largo de mi vida, he encontrado personas que tenían muy claro que teniendo dinero lo demás viene añadido, que el dinero da la felicidad. De hecho, ahora que lo pienso, nunca he oído a ningún rico negarlo…
También he encontrado personas que defendían lo contrario, que afirmaban y creían firmemente que el dinero no da la felicidad y se centraban en un campo mucho más espiritual. Se trata de renunciar a lo que nos mantiene prisioneros en una loca carrera.
Lo que ocurre es que, «renunciar», significa renunciar a todo. Como dicen los místicos, la felicidad consiste en desapegarse de todo, en no necesitar, en no desear. Y «todo» significa todo: familia, dinero, posesiones… todo. Y dime, en el mundo real, ¿a cuántos conoces que quieran dejarlo todo, vestirse con unos trapos y dedicarse a andar los caminos?
Mi propia experiencia que he ido consolidando con el tiempo, es que, el equilibro está en el término medio. He podido comprobar que las personas tenemos deseos de tener, de poseer cosas. Que también tenemos deseos de hacer cosas. Y también he comprobado que la mayoría de personas tiene deseos de ser. Deseamos ser como determinadas personas a las que admiramos porque reconocemos en ellas cualidades dormidas que desearíamos desarrollar en nosotros mismos. Y curiosamente, la mayoría de esas cosas que deseo tener, hacer y ser, precisa de dinero para poder realizarse.
Yo no sé qué quieres tú, pero te diré mi receta, la que yo me aplico:
- En primer lugar, agradece cuanto tienes. Pon el foco en disfrutar cuanto tienes en lugar de provocarte sufrimiento por aquellas cosas que no tienes. Recuerda que el sufrimiento es opcional e innecesario y que además es auto-infligido.
- Pregúntate y reconoce aquellas cosas concretas que deseas conseguir. Mejor aún, ponte objetivos y metas profesionales y personales en tu vida. Y aprende a desapegarte del resultado. Realizar las acciones es tu responsabilidad, pero lograr el resultado no está en tus manos. Acepta esto porque el dolor y la frustración vienen generados por la diferencia que existe entre tus expectativas y la realidad. Deja el resultado en manos del destino.
- Y finalmente invierte en tu crecimiento y desarrollo personal. Pregúntate quién deseas llegar a ser. Identifica qué valores y cualidades acompañan al tipo de persona en la que deseas convertirte. E invierte en ti. La mejor inversión que puedes hacer en tu vida no es la que realices en cosas, sino aquella que te haga crecer como persona.
Y ten siempre muy presente que: antes de tener tienes que hacer, pero antes de hacer, tienes que llegar a ser.
¿Qué te parece todo esto, tú sabes lo que quieres de la vida? ¿Tienes planes para logarlo? ¿Has empezado ya? Deja aquí tus comentarios.
3 comentarios en “¿Qué quiere la gente? ¿Qué quieres tú?”
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Fermín, que apropiados son para mi tus comentarios en este momento.
Me identifico mucho con lo de » Invierte en ti, en tu desarrollo personal, en el ser».
Durante tiempo he tenido «cosas», joyas, bolsos de marca, ropa, zapatos, dinero para gastar y justamente durante ese tiempo, ha sido la etapa durante la cual me he sentido mas vacía e infeliz. Ahora no tengo nada de esto, bueno si, ahí están en una habitación, pero no me atrae ni usarlo y ahora invierto en mi ser, en mi desarrollo personal en conocimiento y siento que me llena tanto, que todo fluye y mientras voy camino a cumplir mis sueños, disfruto del camino, incluso de las dificultades que se me presentan, porque las veo como retos y enseñanzas o exámenes que me pone la vida para aprender a ser esa persona que quiero llegar a ser.
Es un gran placer leerte y gracias por ayudar a que las personas encuentren más fácilmente el camino hacia sus sueños.
Gracias
Gracias por tus comentarios Nerea.
Es importante tener un buen equilibrio en la vida para poder realmente ocupar el centro, y estar bien de verdad, no solo en apariencia.
Ser auténticos y coherentes con nosotros mismos no es una labor sencilla, hay que trabajar para lograrlo.
Ser, hacer y tener bien alineados. Vale la pena.
Un saludo.