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New Deal - 116 - Cómo motivar a tu equipo

Cómo motivar a tu equipo

¡La gente no quiere trabajar!

Conozco infinidad de empresarios que creen honestamente la afirmación anterior. Y la extienden a casi toda la humanidad. No solo lo creen, sino que tienen pruebas de ello, lo han visto con sus propios ojos infinidad de veces.

Sin embargo, lo importante aquí no es lo que ocurre (eso es evidente), sino el “por qué ocurre”, por qué la gente que sabe y puede, en ocasiones, o siempre, evita trabajar. Eso es lo que vamos a tratar aquí, intentar llegar a las causas para corregirlas, hacer que la gente quiera trabajar y lo haga de forma entusiasta.

Esto promete, ¿no?

Ya sabes, para trabajar primero hay que saber, después hay que poder y finalmente hay que querer. Conozco gente que quiere, pero ni sabe ni puede. Y también conozco gente que sabe y puede pero que no quiere trabajar. Ya sabes, disimulan, van y vienen, se quejan, calientan la silla, pero trabajar, trabajar… ¿Conoces tú a alguien así?

Si no trabajas solo, si tienes equipo, debes hacer que sea productivo, debes liderarlo, motivarlo y desarrollarlo. Al menos eso es lo que se espera de ti, o deberás asumir las consecuencias. Pero claro, ya sabes que es mucho más fácil de decir que de hacer.

Existen infinitos libros y artículos sobre motivación, toda la teoría ya está escrita, pero no es menos cierto que, en la inmensa mayoría de los casos, el asunto de motivar a las personas sigue sin resolver.

De todas las cosas a las que se enfrenta un empresario cada día, el reto más grande y difícil es el de “gestionar bien a las personas”, cómo motivarlas. Es el más difícil de todos porque las personas somos complicadas, imprevisibles, irracionales, emocionales, cambiantes y volubles (entre unos cuantos adjetivos más).

El personal, los Recursos Humanos, las personas, o como prefieras llamarlo, es lo que trae de cabeza a la mayoría de los empresarios que conozco. De hecho, podría afirmar que a todos ellos. Es la piedra donde todos hemos tropezado y, en mayor o en menor medida, fracasado. Y lo peor, la piedra en la que seguiremos tropezando y fracasando. ¿Crees que exagero?

Las empresas invierten sumas ingentes de dinero, de tiempo y de esfuerzo para motivar a las personas, pero, hay que decirlo, muy pocas veces lo logran.

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¿Por qué?

¿Por qué cuando contratas a una persona comienza bien, pero muchos se acaban torciendo?

¿Por qué, si le pagas un salario a fin de mes, tal como prometiste, anda de hombros caídos, quejándose, o arrastrando los pies como si estuviese en la cárcel?

¿Por qué casi todo el mundo arranca con caras largas y serias los lunes y eso cambia los viernes por la tarde?

¿Por qué, pese a pagarles, tratarlos con respeto y formarlos, no vibran como tú?

¿Por qué algunos cogen la baja a la mínima, se “escaquean” del trabajo, disimulan, no asumen responsabilidades, calientan la silla… y otras cosas que tú ya sabes?

¿Por qué, en definitiva, no sienten tus colores?… ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?

Pues muy sencillo, por qué va a ser, ¡porque no están motivados!

Pero, créeme, entiendo que no lo entiendas, la razón es que desde tu puesto no puedes verlo, ni desde tus zapatos entenderlo. Y no es que seas tú, nos pasa a todos, nadie es buen crítico de sí mismo.

Así que te voy a dar algunas pistas para que, si lo deseas, afines tu nariz y subrayes o tomes alguna nota:

  • No les gusta su trabajo, realmente no entienden por qué, ni para qué trabajan.
  • No les gustan sus compañeros, hay conflictos, malentendidos y palos en las ruedas.
  • No tienen libertad de acción, deben consultar o se sienten vigilados. Y cuando les das libertad de acción, no quieren ejercer la iniciativa.
  • No les gusta tu empresa, trabajan “porque hay que pagar facturas”.
  • No se sienten realizados ni en el ámbito profesional ni en el personal.
  • No se sienten reconocidos, pero sí se sienten criticados.
  • No les gustas tú ni tu estilo de dirigir. Pero no esperes que te lo digan…
  • Sigue tú si quieres, podría ser un buen ejercicio de autocrítica…

En resumen, lo que reciben a fin de mes, les motiva lo suficiente como para levantarse cada día, venir al trabajo y trabajar, ¡pero nada más! Ni un esfuerzo de más, ni un minuto de más, ni ir un metro más allá. Y es muy probable que su visión y la tuya sobre lo que aportan y lo que reciben, respecto a su desempeño, sean bien distintas.

Y ahora la gran pregunta: ¿de quién es la culpa?

La verdad es que no es una buena pregunta, más bien es una pregunta muy mala. Ya se sabe que, cuando se buscan culpables, acaban por encontrarse. Y eso, genera sentimientos de malestar, de resentimiento y de venganza. Eso sí es empezar mal.

Lo cierto es que todo el mundo es víctima, todo el mundo sufre las consecuencias y todo el mundo, en una u otra medida, es responsable. Responsable por acción o por omisión, pero responsable, al fin y al cabo.

Son muchos años a mis espaldas, y siempre que hablo con empresarios escucho la misma canción: que si la gente no quiere trabajar, que no se esfuerzan, que si… Y siempre que formo a cargos intermedios oigo la otra canción: “es que mi jefe…” ¡Difícil, esto de motivar!

Una pregunta más: ¿abrimos las ventanas para que entre la luz y podamos ver con claridad?

Pues entonces voy a hacerte algunas preguntas más. Mi consejo es que cojas un papel y un lápiz, que tomes nota, y que puntúes. No a ti, sino a cómo estáis funcionando ahora.

  • ¿Tu empresa es líder, puntera, o destaca en algo?
  • ¿Tu gente tiene claro que está luchando por un proyecto o misión importante?, ¿saben cuál es?
  • ¿Tu gente siente que forma parte de un equipo?, ¿saben en qué liga están?
  • ¿Tu gente siente que forma parte de una estrategia para lograr unos objetivos y alcanzar una misión?
  • ¿Existen unos valores bien definidos en tu empresa y están presentes y resultan evidentes en el quehacer de cada uno en el día a día?
  • ¿Existe una comunicación honesta y fluida entre ellos y tú?
  • ¿Existen unos objetivos ambiciosos que lleven a tu gente a superarse y a crecer?
  • ¿Tu gente está comprometida con los objetivos, con la estrategia y con los demás?
  • ¿Están dispuestos a adquirir nuevas habilidades que les ayuden a mejorar y superar sus retos? ¿Existen tales retos? ¿Existe tal formación?
  • ¿Son competentes para hacer su trabajo y tienen la actitud adecuada?

No sé por qué, pero intuyo la respuesta, aquí muy pocos consiguen un sencillo aprobado. Son demasiados años codo a codo con muchas personas en todos los niveles de la empresa. Mi única intención con esa batería de preguntas era la de hacerte reflexionar.

No te extrañe pues que, si hay poco o nada de todo lo anterior, tu gente no tenga motivos reales para sentir tus colores, para levantarse cada día con alegría, para disfrutar y crecer en su trabajo y en tu empresa, para querer estar contigo contra viento y marea, ¡hasta el final!

Entonces, si no existen unos claros motivos, una motivación, ¿qué les queda?

Pues te lo voy a decir muy claro: intentar hacer lo mínimo y cobrar lo máximo. No puede haber motivación si no hay causa, ni dirección, ni reto, ni superación… solo monotonía y repetición.

Así que, ya sabes, puedes seguir “igual como hasta ahora” o puedes cambiar algo, es tu decisión. Y en ella va tu castigo o tu bendición.

Pero hay algo importante que debes saber: antes de cambiar nada, deberás cambiar tú, sobre todo, deberá cambiar tu actitud hacia los miembros de tu equipo.

Deberás revisar tu humildad. Si no lo has logrado tú solo hasta ahora, probablemente es porque tú solo no puedas y necesitas ayuda, un entrenador personal en los negocios.

Cambiar, mejorar, e implementar todos los puntos anteriores no es difícil, «pero» es muy lento y laborioso, se necesita esfuerzo mantenido, y se necesita tiempo. Y muy pocos empresarios tienen tiempo, están demasiado ocupados “trabajando”.

No es difícil, «pero» es más fácil continuar igual. Total, a eso ya te has acostumbrado, lo puedes soportar.

No es difícil, «pero» tal vez decidas creer que sí lo es, tal vez tengas miedo de enfrentarte a todo eso. Tal vez te asuste, te incomode o, no lo veas claro ni te lo acabes de creer.

Si tú vas a poner algo de tu parte, ¡yo tengo un regalo para ti!

En primer lugar, debes asumir que como ya te he indicado hace un momento en la batería de preguntas, si tu gente no tiene una causa, un motivo superior, algo en lo que implicarse, lamentablemente todo queda en un simple intercambio de su tiempo por tu dinero.

Y cuando todo se reduce a eso, es cuestión de tiempo que ambas partes sientan que dan más a la otra parte de lo que reciben. Y la frustración es el inicio de la desmotivación.

Pero si has aprobado, si eres de los que se esfuerzan y lo hacen bien, aquí tienes un sencillo pero poderoso identificador de problemas. Y por supuesto de las consecuentes soluciones.

Que no te engañe su simpleza, puede ayudarte a poner el punto sobre las íes, a entender mejor lo que está pasando y a buscar y aplicar una solución concreta.

Cuadrante 1

La persona quiere (tiene buena voluntad y actitud), pero no puede. Está claro que necesita formación o recursos. Habla con la persona y proporciónale los recursos necesarios.

Cuadrante 2

La persona ni puede ni quiere. Aquí tienes un gran problema, ni tienen la actitud adecuada ni la formación y recursos necesarios. Las causas pueden ser muchas y variadas. Mi consejo es que reflexiones sobre cómo se ha llegado hasta aquí y hables con la persona. Si persisten los dos noes, está claro que esa persona es un freno y no debe formar parte de tu organización.

Cuadrante 3

Si la persona puede, pero no quiere, hay un problema de motivación. O de desmotivación, como prefieras. Tienes que averiguar la causa de su desmotivación y actuar en consecuencia. Habla honesta y francamente con la persona, pregunta propón, o solicita una solución y alcanza un pacto.

Cuadrante 4

Aquí es donde debes conducir a todo tu equipo, es tu misión, gente que pueda y que quiera trabajar. Si encima tienen un buen liderazgo y una misión que cumplir, lo mejor es que los dejes solos, que controles desde lejos.

¿Lo ves?, no es tan difícil. Lo difícil es entrar en acción y resolverlo, para eso debes ser un buen líder y un buen gestor empresarial. Y como ya te he dicho antes, ¡ese es tu trabajo!

Ah, y no olvides que:

La gente se realiza en su trabajo cuando sabe qué hace, entiende para qué lo hace, y se le reconoce la aportación de lo que hace.

No solo hay que atraer el talento, también hay que saber retenerlo

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Fermín Lorente

Fermín Lorente

Experto en mejorar RESULTADOS EMPRESARIALES. Formador en organización empresarial y en liderazgo. Fundador de New Deal.

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