Tengo en mi terraza un árbol exótico y bastante curioso, una «Paulownia tormentosa». Es una especie originaria de China, Japón y Corea, y es un árbol realmente sorprendente en muchos aspectos ya que llega a alcanzar los 30 metros en pocos años y tiene un crecimiento ultra-rápido, llegando a crecer hasta 5 metros en su primer año.
Las peculiaridades no vienen solo de su tamaño ya que su madera, semipreciosa y de alta calidad, es dura, ligera y tiene una extraordinaria resistencia a la deformación y a las grietas. Esas cualidades permiten que sea usada para la creación de muebles de calidad e incluso para instrumentos musicales.
Por si eso fuera poco, la Paulownia se adapta muy bien y resiste muchos tipos de clima, puede talarse en solo 6 u 8 años (lo que lo hace muy rentable), es capaz de regenerar suelos degradados, es poco exigente, productiva, y de cultivo sencillo (se conforma hasta con aguas residuales); y para rematar sus cualidades, no es necesario replantarla ya que vuelve a brotar de su propia cepa una vez talada.
Sin embargo, mi Paulownia no llega ni a un tercio de sus proporciones y es muy probable que jamás llegue a superar los dos metros. ¿La razón? Está plantada en una jardinera y los árboles suelen establecer un cierto equilibrio entre el tamaño de sus raíces y el de su parte aérea (llega hasta los 9 m. de profundidad en la tierra). Es por tanto cuestión de la capacidad de desarrollo de sus raíces.
Las semillas de las Paulownias son todas iguales, así que no son las semillas las que determinarán el tamaño del futuro del árbol, éste vendrá determinado por el alimento y el espacio de que dispone para su expansión.
Si te fijas, verás que a los seres humanos nos ocurre lo mismo. Nuestras semillas son tan pequeñas que solo pueden verse mediante microscopio, luego, cuando nacemos apenas existen diferencias entre unos y otros, y nuestro potencial de logro y crecimiento aún está por determinar.
La pregunta entonces es:
¿por qué unas personas logran tanto en la vida mientras que otras logran tan poco?
Por supuesto que a todo el mundo le viene a la cabeza que mientras que unos tan solo disponen de “pequeñas jardineras”, otros han tenido la fortuna de nacer en magníficos jardines. Estoy de acuerdo, no podemos elegir la circunstancias de dónde nacemos, pero a partir de ahí sí que podemos elegir nuestro alimento. Y no me refiero a la carne o a las verduras con los que alimentamos nuestro cuerpo, sino a los nutrientes con los que alimentamos nuestra mente y nuestro espíritu, que son las raíces que realmente acabarán determinando nuestra altura en la vida.
Y ahora viene a mi mente un torrente de preguntas importantes, ya sabes, esas que la respuesta lleva a la acción. Me paro y me pregunto de qué trataban los últimos 3 libros que he leído, cuáles son los estudios o la formación que me estoy proponiendo para los próximos meses, cuáles son mis objetivos a corto y medio plazo, o sencillamente qué es lo que deseo alcanzar en mi vida.
Si hiciera una analogía, podría cambiar las preguntas por metáforas, y plantearme si deseo ser un fugaz chopo, un humilde pino, una resistente encina, un enorme y frondoso roble, o por qué no, una secuoya, capaz de superar los 80 metros de altura y los 20 de diámetro, y que puede llegar a vivir varios miles de años…
Recuerda:
Las semillas de las Paulownia no pueden elegir su destino, pero tú sí puedes hacerlo, no eres un árbol, puedes moverte.
Y ahora dime, ¿cuánto quieres medir cuando seas grande?
¿Quieres compartir algo con nosotros? ¿Cuáles son tus experiencias en el terreno de desarrollo y crecimiento personal? Deja aquí tus comentarios.
5 comentarios en “¡Un bonsai de 30 metros!”
Hola, me pareció super interesante su artículo, de hecho no conocia el árbol, luego busque en google un poco más y encontré este artículo que complementa su información. Lo dejo para los demás lectores 🙂
https://greemap.es/paulownia/paulownia-caracteristicas-de-la-madera/
Hola Clara,
Me alegra que te guste, he usado el árbol como una metáfora.
Ahí queda el enlace para los curiosos aunque hay mucho escrito sobre este arbol.
Gracias por tu aportación, un saludo.
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