Segunda parte: Pasar de la teoría a la acción: ¿qué hago yo con una frase?

El arte de convertir ideas, palabras y conceptos en acciones concretas con día y hora de ejecución.

Bienvenido de nuevo, nos habíamos quedado en…

¡Que mis ejércitos sean las rocas, y los árboles, y los pájaros del cielo!

Carlomagno

Ahora, es el momento de ver qué se puede hacer con una frase bonita. Y es que, hay tantas por ahí, las redes sociales están llenas de frases, de consejos: ¡Atrévete!  → ¿pero a qué?. ¡Sé tú mismo! → ¿pero cómo?

Por alguna razón la frase seguía en mi mente pero erróneamente y no sé por qué, la había atribuido a San Agustín (cosas de la mente cuando juega con las cosas). Soy fan de San Agustín, un obispo y filósofo del siglo IV, y del que he leído poco, lo confieso. Pero lo poco que he leído me parece tan valioso, especialmente dada la época en la que vivió y los medios de que dispuso, que, sin duda le conoceré mejor a través de sus obras. Algún día escribiré algo sobre él, porque creo que su misión fue importante, e importante es por tanto difundirla.

Pues decía que, en primer lugar, recibí el telegrama, pero no pasó de largo, como suelen pasar en ocasiones las valiosas y grandes ideas, fugaces e instantáneas por la mente de los humanos, tan fugaces en aparecer como en desaparecer, en pasar al olvido. Ésta se quedó, no podía apartarla. Pese a que tenía un trabajo concreto e importante para hacer ese día, y pese a estar perfectamente planificado, algo me decía que debía detenerme y atender eso. Y lo hice.

Primero lo anoté, para seguir con lo que hacía y revisarlo más tarde. Pero no me dejaba. Luego comencé a tomar notas, a desarrollarlo… Comencé a hacerme preguntas acerca de lo que podía hacer yo con esos conceptos tan aparentemente ambiguos y grandes. Cómo podía yo, un tipo normal y corriente, aplicar alguna acción con una idea tan enorme y abstracta… Pero ahí seguía, inquietándome cada vez más, mientras crecía, tomaba forma, y cobraba mayor fuerza.

Así que, aplicándome mis propias teorías, decidí poner eso en práctica, pasar a la acción, y recordé el método QPHYCTE, uno de mis post anteriores.

Tomé una hoja de papel y, arriba y en grande, escribí: ESTRATEGIA.

Luego, debajo y también con letra grande, escribí la frase. Y la observé mientras mi mente divagaba.

A continuación, dividí el resto de la hoja en tres espacios horizontales, un cuadro por cada concepto (rocas, árboles y pájaros), para recoger notas acerca de ellos.

Luego hice algunas anotaciones sobre las cualidades y atributos o características que definen a cada una de las tres cosas. Y así fue como quedó:

Y, ante esa hoja y esas cualidades, comencé a hacerme preguntas:

• ¿Qué tengo yo que se asemeje a esos atributos?
• ¿Qué cosas, de las mías, son rocas, son árboles, o son pájaros?
• ¿Dónde encajarían mis cosas en esos tres bloques?
• ¿Qué rocas, árboles o pájaros, no tengo ahora y me ayudarían?

Y comencé a escribir, a reescribir, a tachar y a cambiar de bloque algunas de las ideas, de las cosas, materiales y productos en cada bloque, tanto las cosas tangibles como las intangibles.

No olvides que un producto bueno y que se vende, puede ser una roca, pero tu experiencia, conocimientos, y años de oficio, aunque intangibles, también son sólidas rocas.

[content_band bg_color=»#ebe8db» border=»all»] [container] [custom_headline style=»margin: 0; font-family: Raleway; font-size: 16px; letter-spacing: normal;» level=»paragraph» looks_like=»paragraph» accent=»false»]No olvides que un producto bueno y que se vende, puede ser una roca, pero tu experiencia, conocimientos, y años de oficio, aunque intangibles, también son sólidas rocas.[/custom_headline] [/container] [/content_band]

Lo tomé y retomé en varias ocasiones. Lo modifiqué, y me di cuenta de que algunas cosas podían estar en más de un cuadro a la vez, dependiendo del uso que se haga de ellas.

Y esto fue lo que ocurrió:

En el cuadro de las rocas, registré cosas materiales como mis productos y materiales tangibles, aquellas cosas que se pueden ver, pesar y tocar. Pero también registré un buen montón de cosas intangibles, pero para mí muy sólidas, como las webs, la experiencia, mis clientes, la imagen profesional construida durante años (branding lo llaman ahora), o el “know how” (mi experiencia, mi saber cómo hacer). Esas, entre otras, eran mis sólidas y seguras rocas.

Ahora párate, detente un momento, seguro que ya hay cosas en tu mente queriendo salir: éste es el momento justo de registrarlas. Hazlo ahora, porque probablemente, más tarde las habrás olvidado.

Luego, en el cuadro de los árboles, hice lo mismo. Y registré cosas que ya tengo y también algunas que tengo la intención de tener. Y salieron cosas como las webs (ahora como elemento vivo que se mueve, crece e interactúa), las redes sociales, mi gama de productos que crece y que cambia, el SEO (posicionamiento de mis marcas en la red), este blog desde el que escribo, mis clientes que me recomiendan a sus amigos, mis colaboradores o mi equipo interno que me ayuda, y también otras herramientas que uso para mi trabajo.

Párate de nuevo, he intentado pintar imágenes en tu mente y probablemente haya logrado algo. Ahora es el momento de anotarlas.

Y continué con el cuadro de los pájaros. A priori parece el más difícil, pero, a poco que te pongas verás que no. Eso sí, tienes que dominar el arte de hacerte buenas preguntas. A lo mejor si te preguntas ¿qué pájaros tengo yo?, no se te ocurre nada. Prueba con esta: ¿Qué cosa tengo yo que vuelen, se muevan, o se desplacen por el aire? Y aquí aparecieron cosas como mis post, estos artículos que escribo semanalmente y que viajan por los árboles y las ramas de Internet, y vídeos, eventos, noticias, anuncios, convocatorias, ofertas, o productos digitales. Hay más cosas en todos los cuadrantes, pero creo que son suficientes, que ya puedes verlas.

Vuelve a ser tu turno, ya sabes…

Y ahora, fíjate, ya tienes tus tres ejércitos. Seguro que añadirás, quitarás y cambiarás algún soldado. Seguro que algunas de tus cosas pueden estar en dos o en los tres cuadros a la vez. Y seguro que algunas de ellas te plantean dudas sobre dónde colocarlas. Pero ahora eso no importa, la vida es dinámica, comienza y verás cómo todo, va encajando. O, como leí una vez, comienza y tendrás suerte.

Pero los ejércitos, son eso, solo eso, medios y recursos, y es del todo necesario que te hagas las grandes preguntas:

1. ¿para qué quiero los ejércitos?
2. ¿cuál es mi causa?
3. ¿qué quiero conquistar?
4. ¿a dónde quiero llegar?
5. ¿qué quiero conseguir?

Recuerda siempre que, si lo puedes ver, lo puedes conseguir.

Yo tengo mi visión y mi sueño. También he diseñado mi estrategia, “el cómo lo voy a hacer”, he perfilado mis medios, mis ejércitos para lograrlo. He desarrollado mis planes y me he dotado del presupuesto y de la determinación necesarios para llevarlo todo a cabo, para pasar a la acción.

Y ahora te toca a ti, si quieres, si te atreves a soñar y a intentar, si te estás preparando para salir a mar abierta y navegar. Pero es mejor que tengas un destino, y es imprescindible que tengas un buen plan.

Elige lo que quieres tener, lo que quieres hacer, y también quién quieres ser, en quién te quieres convertir. Porque te aseguro que, si inicias el viaje del héroe, vas a cambiar. No es el destino lo importante, si no el viaje. El viaje te va a transformar, a tu regreso ya no serás la misma persona, ya nunca lo serás.

Bien, ¿cómo estás? Escribe abajo cualquier cosa que te sepas o se te ocurra o, si también estás navegando, cuéntame cómo te va.